Opinión: Wanchope le hace un amague a la responsabilidad de ganar Copa Oro

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Redacción.

Hay un gol que no olvidaré en la carrera de Paulo César Wanchope. Era el 5 de abril de 1997, el delantero tico debutaba en la liga inglesa y dejaba atrás a cuatro jugadores del Manchester United en una verdadera carrera desde el medio del campo, derechazo cruzado que vencería al danés Peter Schmeichel: golazo.

Un gol de ese calibre pretende anotar 18 años después, esta vez a la afición futbolera costarricense.

Wanchope le hace un amague a la responsabilidad al decir, en Deportivas Columbia, que no hay obligación de ganar la próxima edición de la Copa Oro, aunque pocos se fueron en el movimiento. Al menos así lo reflejan las redes sociales, pues es evidente la molestia generalizada.

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Costa Rica tiene la obligación de ganar el certamen. Primero, porque es el trofeo ausente en la vitrina de la Federación Costarricense de Fútbol; segundo, porque la selección que él mismo ayudó a formar es hoy la mejor ranqueada del área en la lista mensual de la FIFA.

Es muy fácil decir vamos por la Uncaf, cuando México y Estados Unidos no disputan el certamen.

Ahora bien, también comprendo la posición del exmundialista: una Tricolor que no gana en los últimos tres fogueos, jugando mal ante Panamá y Colombia; una leve mejoría ante España. A eso le sumamos el hervidero político en la Fedefútbol y en la dirigencia general del balompié tico.

Quizás Chope pretendió "medir el terreno" y poder luego justificar un posible traspié. La finta le salió mal.

Costa Rica debe luchar con ahínco por derribar a un México que no termina de convencer, pero siempre fuerte, y un Estados Unidos claro en su idea y en su estilo, jueguen jóvenes o experimentados.

Chope no parece aprovechar una ventaja que se vuelve un pilar; goza de una columna vertebral mundialista en la que los retoques deberían ser pocos. Sin embargo, la Sele en sus manos viene a menos.

En el amague de Wanchope se fueron pocos, tal es así que en menos de 24 horas cambió el discurso.

Es hora de dejar las excusas de lado, demostremos lo que ganamos y que el logro no sea desechable.

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