Opinión: Un llamado a la sensatez

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Esto parece un cubo de Rubik. Si uno le da para allá, la cara será morada; hacia acá, rojiamarilla; acullá, verde limón. Son varias las posibilidades de tres de cuatro equipos de adjudicarse la cuadrangular del Verano, por lo que la última recta arroja la expectativa y la emoción propias de un buen guion cinematográfico. Sólo Santos está descartado, mientras que mañana, en la última fecha de la cuadrangular, Saprissa podría salir campeón o Herediano, o Limón, finalistas.

Hay que reconocer que a pesar de las críticas que suele recibir la Unafut por sus desaciertos históricos, tantos que a veces uno duda de la necesidad de que exista como organización, en esta oportunidad hubo acierto, por lo menos en la dinámica de la cuadrangular y en la incógnita que se mantendrá hasta el cierre. En ese contexto, hay que procurar que prime la sensatez, en la gramilla y en el entorno, dadas las embestidas entre futbolistas, dirigentes, fanáticos y pachucos de gradería, en detrimento del espíritu deportivo, tan maltrecho en la actualidad.

Si todo se define mañana y el Saprissa se adjudica el bicampeonato nacional, los morados celebrarán en casa y, probablemente, no habrá mayor problema. Pero si Herediano o Limón obligan a una final, rogamos a Dios para que los dos juegos decisivos transcurran sin más sobresaltos que la emoción en las porterías, sobre todo si son los florenses los que adquieren ese derecho, en vista de la malsana rivalidad entre Herediano y Saprissa que, desde hace ya un buen rato, dio al traste con el llamado “clásico del buen fútbol”.

Este país, sumido en la violencia en sus múltiples manifestaciones, no soporta más que el balompié sea la excusa para que vándalos e irresponsables den rienda suelta al instinto criminal que, por desgracia, suele aflorar en los partidos de campanillas. No agreguemos la natural pasión deportiva a la guerra indiscriminada en las carreteras, a la pestilencia en las redes sociales o a la agresión silenciosa y perversa en la intimidad de tantos hogares. Que no se continúe alimentando con leña incendiaria la apremiante conflagración de nuestra otrora Suiza centroamericana.