Opinión: En defensa de Óscar Ramírez

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¿Se imaginan que durante el Mundial del 2014, de un solo golpe, Costa Rica hubiese perdido a Keylor, Bolaños, Campbell, Duarte, Gamboa, Celso, Oviedo y Junior Díaz? En lugar de matagigantes habríamos resultado el “puchimbol” de todos y a los tres partidos nos habrían sacado del ring.

Pues todos estos y otros de los recordados mundialistas no estaban a disposición de Oscar Ramírez, al menos en los dos últimos juegos de la Copa Oro. Pero un sector del país, ilógicamente, compara a ambas Selecciones y reclaman la diferencia de nivel entre una y otra.

Mas irracional aún es que culpen al seleccionador por no hacer brillar a los sustitutos con la misma luz de los ausentes. Algo así como que en Brasil encontramos el elixir milagroso para meter a nuestro futbol entre las potencias del Mundo. Como si la camiseta tricolor fuese la varita de Harry Potter. Cuestión de ponérsela y ¡saz!: Un súper jugador.

Al contrario: Una mirada europea nos revela que, salvo Navas y Celso, ningún otro legionario tiene el nivel que exhibió en Brasil. Y un vistazo al torneo local nos deja un nudo en la garganta: Campbell no tiene sustituto, Ruiz tampoco, ni Bolaños o Ureña, por hablar del eje ofensivo. De Venegas, Wallace, Rodríguez, Ortiz y Ramírez, solo a Rodney le doy el visto bueno. Johan, a veces sí, a veces no. ¿Hay más?

Le critican a Oscar Ramírez su sistema “defensivo” en Copa Oro. Si no tenía los laterales de ataque, si perdió a los dos delanteros para jugar con o por Ureña, si Ruiz quedó huérfano sin Wallace y Campbell, si Bolaños no acudió a la convocatoria. Si todo eso ocurrió, ¿cómo pedirle al técnico una versión de ataque más contundente?

Costa Rica hizo un partido digno contra Estados Unidos. Con Bryan y Ureña desgastados, pero dejando lo mejor de sí en procura del gol. Con Joel o Bolaños llegando de la banca, como lo hizo Dempsey por los gringos, posiblemente habríamos generado mucho más peligro y opciones en la recta final. ¡Pero no había con quien!

El seleccionador apostó por lo que mejor sabe hacer el equipo nacional: orden defensivo, equilibrio, contragolpe. No tuvo a los hombres más aptos para desarrollar esa fase de ataque, cuando el equipo debe salir de su caparazón y agredir al rival, con un pase de Bryan entre líneas, una descolgada de Campbell o Bolaños, un pique de Ureña para provocar el mano a mano con el portero, o un arribo vertiginoso de los laterales en versión saeta.

En Italia 90 y Brasil 2014 nuestros porteros fueron los mejores hombres. Y toda la zona defensiva fue responsable directa del éxito conseguido. Así que no debemos llorar porque esta Selección no nos parezca un aluvión ofensivo. Pero si es bueno rezar para que, en septiembre, tengamos al mejor Bryan, y con buen ritmo a todos los que gravitan a su alrededor en busca de las sociedades que nos lleven al marco rival.