Opinión: El karma en rojo y negro

Lo que sucede en Alajuelense no es mala suerte ni accidente.

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Si el karma tuviese color, seguramente sería rojo y negro. Al menos por estos tiempos. Porque lo que ocurre a la Liga no es natural. Menos accidental. Es el producto de sus tropiezos, de una carga pesada que debe arrastrar porque sus dirigentes así lo propiciaron.

Los de ahora y los de antes. Tal vez los actuales nacieron a su vida dirigencial con ese fardo de “pecados capitales” sobre los hombros. Pero es un hecho que al intentar corregir el rumbo se han estrellado con la misma piedra. Quizá por solo mirar hacia adelante.

La forma en que dirigentes pasados protegieron a amigos de malas andanzas, el irrespeto a los técnicos Torres, Delgado y Giacone, despedidos en una forma grotesca para un club de alcurnia, la piratería en las casas ajenas para fortificar la del Morera Soto, los cortes de cabeza alocados para acallar al pueblo manudo. Todo eso, y mucho más, es un boomerang que se recicla en cada campeonato contra sus dirigentes.

Como un “déjà vu”, los que llevan los pantalones largos en la Catedral del futbol, parecen condenados por los siglos de los siglos a reiterar sus errores. Esta vez fueron por Pinto a Colombia, bien para ficharlo, o al menos para oir nombres de refuerzos. Un despropósito: “El Pato” ahogándose en La Agonía y los dirigentes desplumándolo en suelo cafetero, entre tintos y pintos.

Ante la negativa de Jorge Luis, a quien desean para exorcizar el camerino manudo, no entiendo de qué puede servir que contraten jugadores recomendados pero que van a ser dirigidos por otro, el anunciado Rubén Israel. Antes de fichar al uruguayo, en esa cacería del hombre que barra la casa con buena escoba, de nuevo la torpeza se apuntó un episodio en el destino rojinegro.

Sin estilo, violentando el juego limpio, la Liga fue por Johnny Chaves cuando empezaba la cruzada de Santos por alcanzar una final. Peor que cuando Heredia se llevó a José Guillermo Ortiz (al menos fue secreto hasta terminado el torneo), ahora los manudos viajaron con la caña de pescar al rio santista. Pero ni disimularon la carnada.

No lo sé, pero algo habrá tenido que ver con los malos resultados, esas noches de insomnio que de seguro acompañaron a Chaves y el sueño de algunos pupilos de irse con él a cruzar el Zurqui en busca de la catedral prometida. Por un ataque de dignidad, de codicia excesiva, o por venganza justificada, el presidente de Guápiles frustro la salida de su técnico y desnudó de nuevo a los de bóxer rojinegro.

¿ Y el Pato?. ¡Con el agua al cuello!. Esperando a ver si seguía apagando fuego o si, como ocurrió, el frio decembrino le traía la mala noticia de que vuelve a ser asistente. No creo que esté todavía para comandar el navío rojinegro. Pero tampoco está para que jueguen con su credencial de ídolo casero que, por amor, perdona todo y a todos.