Opinión: Cartaginés doble campeón y no fue un sueño

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Herediano le hizo el pasillo de campeón al Cartaginés, en un gesto de entereza moral y deportiva de sus futbolistas, un acto de hidalguía de un grande rendido ante un superior.

No lo soñé. Ocurrió el 27 de noviembre en el Quincho Barquero de Paraíso, donde la U-17 blanquiazul firmó un global de 7-3 sobre los florenses y se dejó el título. Bajo un cielo de plomo en una tarde que agonizaba, los jóvenes monarcas se enfundaron la camiseta del campeón y se colgaron la medalla dorada al pecho, en un acto transgresor con la historia.

Pero la cosa no terminó ahí. El cetro de Invierno los clasificó a la final nacional a un juego contra el Saprissa y ¿qué creen? Los adolescentes volvieron a pegar la vuelta olímpica (3-1) este lunes, ahora como reyes absolutos de su categoría ante otro grande.

El grupo lo dirige Greivin Mora, un muchacho de aspecto humilde que habla poco, pero dice verdades de perogrullo: “En Cartaginés no es fácil ser campeón en nada, pero este equipo es distinto porque tiene espíritu ganador”.

Faltaba otra alegría. A la final nacional a un partido también se clasificó la U-20, en su condición de campeón del Torneo de Verano, igualmente ante Saprissa, una especie de amo y dictador en estas instancias con vitrinas inundadas de trofeos.

El equipo que dirige Adrián Leandro y que en teoría es la antesala de la Primera, ganó 2-1 y firmó la impensada hazaña de ver campeón al Cartaginés dos veces, en una misma jornada, justo después de que los profesionales fueran eliminados de la cuadrangular.

A Leandro lo conozco desde que era un niño movido por el sueño de enfundarse en la blanquiazul. Jugó un mundial juvenil, anotó un gol, ascendió a Primera, pero no le dieron mucha oportunidad y devino en entrenador de fútbol menor y en asistente de Jeaustin, esta campaña. Tenía dos años de no conversar con él. Me lo topé hace poco y me sorprendió. Esta más maduro, muy sólido en el plano intelectual y conserva su ojo escrupuloso para detectar talentos. Es de otra estirpe. Estudió, no come cuento, ve más allá de Ochomogo y ha penetrado en la psique de sus futbolistas. Trajo a una profesional en superación personal y la enlistó en el cuerpo técnico de la liga menor.

La primera lectura que uno hace es que de estas dos generaciones saldría el Cartaginés de los próximos dos años. Hay futbolistas para escoger en todas las líneas. Estos muchachos se merecen la oportunidad y aportan algo clave y único: ya saben lo que es ser campeones.