Opinión: Bryan Ruiz, los boletos y el punto que falta

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El Sporting Lisboa le puso un grillete a la zurda de Bryan, condenándola a una jubilación prematura que enmohece, pero no oxida, la clase del capitán de la Sele .

A Ruiz le ocurre lo mismo que al trabajador que surca la barrera de los 50: le mutilan la posibilidad de seguir cuando deberían capitalizar el valor estratégico de su experiencia.

Lo que no se entiende es por qué el equipo portugués no lo libera del año de contrato que le resta y se empeña en cotizarlo en varios millones de euros para dificultar su traspaso.

Portugal no es un país del primer mundo del fútbol ni mucho menos para que ahora aparezca el técnico Jorge Jesus con un falso escrúpulo y nos diga para qué está Bryan.

Los lusitanos no pasaron de la sensación en Inglaterra 66, hasta esa suma de modestias que es Grecia les ganó una Eurocopa en casa —2004— y su producción de estrellas se resume en dos nombres: Eusebio —sesentas— y ahora Cristiano Ronaldo.

Salvo la Euro del 2016 nunca ganaron nada importante, carecen de linaje y pedigrí, y están un par de escalones debajo de potencias como Alemania, España e inclusive Holanda, con su revolucionario fútbol total en la década del 70.

El otro tema es la molestia nacional por el manejo que rodeó la venta de las entradas del decisivo juego ante Honduras, que podría depararnos la clasificación al Mundial de Rusia.

Con acuciosidad y rigor periodístico, una investigación de Deportes Repretel descubrió que había una “ruta alterna” en la web de la empresa tiquetera para ir directo por los boletos.

Como si la afrenta a la noble afición que hizo filas tipo “retiro de placas decomisadas en Cosevi” no bastara, el asunto irritó más porque se podían comprar hasta 50 boletos sin restricción para delirio de la reventa.

Lo patético fue el descargo del responsable empresarial así como la tibia respuesta del jerarca federativo, que intentó evadir la responsabilidad que le atañe con una promesa de investigación para que esto no se repita.

Es una pena que se juegue con la ilusión de la gente que esperaba cumplir en el Nacional con el formalismo de sumar el punto que resta para treparse al avión y poner rumbo a Rusia.

Y no se vale, entonces, jugar con esa fidelidad y descuidar algo tan básico como el derecho de comprar una entrada al precio oficial para apoyar al equipo que nos une como país y nos pertenece a todos.

Ya en un plano más futbolero, la Sele demostró ante Estados Unidos y México que posee la cuota de nivel suficiente para asegurarse su quinta presencia en un mundial, sin importar si enfrente está el profe Pinto y lo que representa, para quienes lo aman u odian.