Nadie salva a Saprissa del horno santista y el gol de Lagos

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Guápiles

El romperredes le pide tregua a las lesiones con un beso en la rodilla de su pierna derecha, la misma con la que recién perforó las redes de Kevin Briceño desde el punto de penal al 69'.

Después del simbólico gesto se tapa los ojos con sus manos; quiere llorar pero aún restan minutos. Corre al banquillo, en donde lo abrazan los miembros del cuerpo técnico.

La anotación emparejó el duelo, un 2 por 2 vibrante. Christian Lagos se encargó de mandar el balón a las redes. Viene saliendo de una lesión, aún se le mira con sobrepeso, pero el olfato está ahí, tan intacto y eficaz como siempre, y quizás aún más cuando enfrente hay una camisa morada.

Fue el gol que le dio un segundo aire al Santos y lo envalentonó ante un adversario abatido, agotado y cansado, ahogado por el feroz clima que calienta Guápiles.

El empate dinamizó a los anfitriones, que en lugar de bajar la guardia metieron el acelerador, como insaciables en su deseo de hacer valer la localía, después de ir dos veces abajo en el marcador.

El gol llegaría, obra de Kenny Cnunningham, al 77'. Fue la estocada. A Saprissa le faltaba aire para asumir el cierre con el ímpetu que mostró en la inicial, cuando pudo controlar de una forma distinta el juego si Marvin Angulo no hubiera errado un penal en el minuto 1'.

De inicio y cierre trepidante, el primer periodo mantuvo picos de alta intensidad. Cuando el silbatero central sonó su silbato por primera vez, Saprissa salió como toro en redondel.

Incisivo y punzante, la S apostó por dar un golpe letal en el arranque que le permitiera controlar el juego y a la vez los tiempos del partido, ante el calor sofocante que calentaba la cancha sintética del estadio Ébal Rodríguez. En dos jugadas consecutivas, el Monstruo se atragantó, después de que Alejandro Gómez detuvo un remate a quemarropa de Jerry Bengtson en el primer minuto.

Y después, un cobro de pena máxima para los morados en el que Angulo quiso colocar al palo derecho, pero las manos de Gómez volvieron a intervenir para mantener el cero atrás.

Santos despertó después de las paradas de su guardameta. Equilibró el mediocampo, de ardua lucha y mucha imprecisión en el pase corto y largo, y se empezó a aproximar con más frecuencia a la portería del cancerbero Kevin Briceño.

En los últimos 15 minutos, Santos fue más claro en ofensiva, atinó al aprovecharse del cansancio tibaseño en la medular, abrió los costados y apostó por lanzar centros al área.

Fue en un cobro de tiro de esquina que José Garro ganó en las alturas y colocó el balón justo en donde Kenny Cunningham llegó para cerrar la pinza y abrir la cuenta al minuto 30'.

La celebración santista duró muy poco. Tres minutos más tarde, Julio Cascante se aprovechó de la débil marca de la zaga, en un cobro tiro libre, y hasta tuvo tiempo para recepcionar el balón y rematar potente muy cerca área chica. Lo suficiente para irse al descanso con el 1 por 1.

El tono de la mayoría de la etapa complementaria fue rojo y blanco, aún cuando Bengtson anotó el 2 por 1 a 57', Santos nunca se dio por vencido. Adelantó las líneas y empujó hasta el punto de que Saprissa solo pudo replegarse. Lagos alcanzaría el empate y luego Cunningham el 3 por 2.

Con los bríos de un ganador, los morados se esforzaron en el epílogo, pero la zaga guápileña contuvo los embates para dejarse la victoria.

No sin antes llevarse un gran susto, cuando Bentgson anotó pero en fuera de juego, cuando solo restaba un minuto para el final.