Los juegos entre Saprissa y Liga Deportiva Alajuelense nunca serán partidos comunes, mucho menos si se disputa un título o la posibilidad de avanzar a otra fase a costillas de su archirrival.
Saprissistas y manudos inician mañana, a las 5 p. m., un nuevo capítulo de su larga rivalidad con el juego de ida de su respectiva semifinal del Campeonato de Invierno 2011.
Es la primera vez que los dos se verán las caras en una serie de todo o nada desde el Invierno 2008, cuando discutieron el título de ese torneo.
Saprissa se dejó ese campeonato al remontar el 2-0 cosechado en el estadio de los manudos, con un rotundo 3-0 en la Cueva.
En esta oportunidad, los papeles se invierten y le tocará a la Liga cerrar el duelo en el Morera, de mañana en ocho días a las 6:30 p. m.
Los alajuelenses llegan con una ventaja: debido a que terminaron en el segundo lugar en la fase de clasificación, les basta el empate en los juegos de ida y vuelta para seguir en la ruta a la final.
Para el ganador de la serie el premio será doble: primero, avanzar a la final por el título; segundo, dejar en la cuneta a su enconado adversario..., una sensación inenarrable para cualquier seguidor saprissista o manudo.
Duelo. Pronosticar en un clásico de futbol es caminar en la cuerda floja sin red de protección.
Los antecedentes inmediatos entre la S y la Liga tampoco invitan a la aventura.
Ambos empataron sus dos choques previos del Invierno: 1-1, en el Morera; 2-2, en el Saprissa.
En los dos, el visitante le escamoteó el triunfo al local.
Sin embargo, es el rendimiento de uno y otro en la primera fase del certamen lo que generó dudas.
La S hilvanó una cadena de 15 partidos sin perder, tras un inicio balbuceante; sin embargo, en varios de esos partidos no se vio del todo lo sólido que se supone.
El Saprissa perdió esa racha el domingo, cuando el Santos le volcó un 0-2 (3-2), lo bajó de la segunda casilla y le arrebató la ventaja deportiva en favor de la Liga.
Alajuelense terminó sin ser un equipo confiable, perdió solidez en casa (sufrió tres derrotas) y le costó un mundo resolver juegos que, en otros momentos, eran fluidos.
Los dos llegan así: con interrogantes pero con el chance de darle un zarpazo al rival de siempre.