Llanto, rabia y angustia, el calvario de Cartaginés no tiene límites

Los brumosos se tiran al suelo, derrotados, hincados. José Sosa suelta las lágrimas, Medford no encuentra explicación. En la última jugada San Carlos los deja fuera. Otro fracaso.

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Cartaginés se plantó con la convicción de un grande, como si la sombra de los nueve torneos sin clasificar fuese solo un recuerdo. Distante del equipo acostumbrado a que le tiemblen las piernas, con la convicción de sacar la serie in extremis.

San Carlos cae 2 por 0 en Guadalupe y la clasificación se acerca; Hernán Medford sigue el partido con el rabo del ojo. Su equipo también supera por dos anotaciones a Limón, pero puede que no sea suficiente; el campeón descontó con un gol de José Luis Cordero de tiro libre y, de caer el empate, obligaría a los brumosos a conseguir el tercero para alcanzar la anhelada clasificación.

Cuando los norteños resucitan con el gol de Cordero, el banquillo blanquiazul se mueve. Ingresa Ronaldo Araya en lugar de Manfred Russell. No hay nada resuelto. Cartaginés, que optó por encerrarse en la complementaria, empieza a aproximarse con más frecuencia, como si sospechara que en algún momento San Carlos podría empatar.

De pronto, se aproxima la sombra de siempre. La angustia de volver a fracasar, cuando ya se acaricia el éxito. Hace solo seis meses, un gol separó a Cartaginés de la clasificación...

Pero falta muy poco, solo tres minutos y Cartaginés está adentro. Medford se mueve de un costado a otro. Está inquieto, pero a la vez angustiado. Arruga la cara, aún cuando sigue ganando.

La feligresía está paralizada en la gradería y continua el peregrinar. Suena el 'sí se puede' brumoso cuando Paolo Jiménez prepara un cobro de tiro de esquina.

Ya Cartaginés celebró dos veces, pero poco importa mientras no suene el silbato en Guadalupe. Joaquín Aguirre abrió la cuenta al 13' con un buen cabezazo; luego fue Manfred Russell quien colocó la pelota a un costado del arquero Bryan Cordero, al 41'.

Los blanquiazules ganan, pero aún no termina el calvario. Jiménez llama a sus compañeros y les pide que se reúnan en el centro del campo, a la espera que se concrete la hombrada.

Ya lo huelen, parece muy cerca... clasificaría y enfrentaría a la Liga. Atrás quedaría la racha de torneos sin clasificar, Medford se volvería a proclamar como un héroe, capaz de romper hasta el 'maleficio’ de la Vieja Metrópoli.

Falta muy poco y Hernán se atreve a soltar una ligera sonrisa, se siente dentro. Los jugadores brumosos se abrazan.

En Guadalupe se juega el minuto 48′ y a San Carlos le resta la última jugada. Un cobro muy lejano sobrepasa a toda la defensa local. La pelota recorre el área de principio a fin y cae en los pies de Juan Vicente Solís, que se encarga de mandar la pelota a las redes.

Medford se toma la cabeza... Luis Marín se sube a la malla, el contraste es evidente.

Los brumosos se tiran al suelo, derrotados, hincados. José Sosa suelta las lágrimas.

El entrenador no encuentra explicación a lo que acaba de suceder.

“Hay que salir con la cabeza arriba, los muchachos hicieron un buen partido”, insiste Medford.

Su rostro lo delata. La grada se apaga. El vestuario lo llora.

El campeón será el rival de la Liga. San Carlos clasifica con un empate agónico a dos ante Cartaginés.