Limón es líder pese a las desveladas y kilométricos viajes

Caribeños regresaron de Liberia en la madrugada para preparar duelo ante Saprissa

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Miércoles 8 de marzo, el reloj marca las 9:50 p. m., el árbitro levanta las manos y señala el final del juego; Limón acaba de vencer a Liberia 1-2 en el Edgardo Baltodano.

Los verdiblancos meten la victoria en el maletín, cenan después del juego y justo antes de las 11 p. m. emprenden el viaje de regreso a casa.

Les esperan cerca de 370 kilómetros hasta el Caribe, en poco más de seis horas de viaje en autobús, el mismo tiempo que tarda un vuelo entre Costa Rica y Los Ángeles (EE. UU.).

Jueves 9 de marzo, 5 a. m., el bus con los jugadores y cuerpo técnico de Limón se estaciona frente al Estadio Juan Gobán.

LEA: Imprevistos en carretera también juegan contra los clubes de Primera

La orden del técnico Horacio Esquivel fue clara y puntual: “Muchachos, a dormir y descansar, nos vemos en la tarde para entrenar”, les dijo.

Como el tiempo apremiaba, el estratega debía trazar el plan del próximo juego: el domingo el rival era Saprissa.

Casi 72 horas después, la Tromba acorraló a la S mas no lo liquidó; el duelo finalizó 0-0 pero el liderato no cambió de manos.

Las desveladas y los extenuantes viajes para jugar están impresas en el manual de trabajo de Limón que, junto al Municipal Liberia, es el club que más kilómetros recorre en el campeonato nacional, según un estudio elaborado por La Nación tomando como referencia las rutas que utilizan los equipos en sus visitas.

Cuando se complete la fecha 22, los liberianos habrán recorrido 2.655 km, 32 km más de lo que implica realizar un viaje por tierra desde San José hasta la Ciudad de México.

LEA: En solo 35 días, Liberia recorrió 1.616 kilómetros

Mientras, Limón habrá contabilizado 2.132 km, 45 km más de lo que significaría viajar en auto desde nuestra capital hasta Cancún.

Del bus a la cancha. La situación de los limonenses y pamperos reviste condiciones diferentes a las de la mayoría de clubes de Primera que, al ubicarse en el Valle Central, evitan el desgaste de los extensos traslados y horas “perdidas en viajes”.

Y se une a aquellos que por ubicación geográfica tienen que salir de su zona para encarar duelos en la meseta central.

San Carlos, Pérez Zeledón y Santos lo viven también.

Lo de Limón es particular en el sentido de que las condiciones económicas lo obligan a viajar el mismo día en que juega sus partidos, excepto cuando visita Liberia y Pérez Zeledón, donde la distancia es mayor.

Así lo reveló el técnico Esquivel a este diario, al detallar que cuando su equipo jugó en los campos de Saprissa, Herediano, San Carlos, Cartago, Universidad de Costa Rica y Alajuela el plantel llegó directo al estadio.

Una vez terminados los juegos regresaron a Limón.

“Calculamos salir con anticipación, llegar al estadio, que los muchachos se cambien, calienten y a jugar; creo que somos los únicos que hacemos eso. Así trabajamos nosotros”, subrayó con honestidad.

Esquivel resalta que el mérito de que sus hombres no resientan el trajín es del preparador físico Carlos Maceo, quien dosifica las cargas para que su equipo compita.

El ajustado presupuesto de los Toros del Norte también ha implicado que el plantel se traslade horas antes de un juego.

“Solo cuando fuimos a Cartago se hizo una concentración. A Limón y PZ también se hará una, pero a los demás vamos y venimos el mismo día”, contó Jeffrey Badilla, preparador físico de los sancarleños.

El especialista indicó que los traslados les pasan menos factura a los planteles cuyas sedes están en el Área Metropolitana, por ubicarse a pocos kilómetros de distancia unos de otros.

Este último tema también lo recalcó Johnny Chaves, entrenador santista. “Un equipo de una zona lejana invierte un día para trasladarse, mientras un club del Valle Central invierte ese mismo día entrenando si juega cerca. Es una ventaja, sin duda. Yo lo viví cuando estuve en Cartaginés”, recordó el DT.

Según Chaves, el recorrido se suma a las cargas de trabajo y es un factor en contra porque acorta el tiempo de trabajo y la recuperación es más prolongada.

“Recordemos que los autobuses están hechos para pasajeros y no para deportistas. Entre más horas, la incomodidad crece”, apuntó Chaves.