Las decisiones en un futbol casi aldeano

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Mi trabajo de cronista del futbol dominical suele alejarme entre semana de los zipizapes de la organización, pero no tanto como para no enterarme de la sinrazón de muchas decisiones que, por colegiadas, no subsanan la insensatez.

Quien ha escuchado a don Jorge Ortega Lizano disertar sobre el el futbol costarricense y centroamericano, ha podido comprobar fácilmente que el señor Ortega es un profesional que se preocupa realmente por aportar su vasta experiencia en el futbol, aunque se equivoque de vez en cuando.

Sin embargo, los atestados de don Jorge no lo libraron de la voracidad del serrucho y su cabeza como presidente de la Unafut rodó ante la asamblea de los clubes de la Primera División, según dicen por “pérdida de confianza”.

¿Por qué será que personas que se desenvuelven con propiedad y eficiencia en sus actividades privadas, cuando llegan al futbol cambian radicalmente, se vuelven gregarios y dan al traste con el sentido común y la sensatez.

¿Pérdida de confianza? ¡Por favor! Como si las posiciones del señor Ortega Lizano en relación con la personería jurídica de algunos clubes y las situaciones que, en su condición de jerarca de Unafut, ha solicitado investigar, fueran peanuts , simplemente.

Me incluyo entre los pocos periodistas deportivos que defienden el futbol criollo de la crítica superficial, de los ataques gratuitos y de los tiros al aire que se petardean a través de los medios.

Uno escucha ciertos programas radiofónicos y da pena oír el desparpajo con que se denigra a nuestro deporte rey. “Que aquí jugamos bola”, que somos “primitivos”, que nuestro futbol es del “cuarto mundo”. Eso se dice.

Pienso que el futbol nacional vale la pena y que se requiere de una corriente positiva para promoverlo, para invitar a la gente a que asista a los estadios, que respalde con su dinero en las taquillas y con su presencia en las butacas, el campeonato nacional.

Del certamen local se derivan corrientes vitales, como la integración de la Tricolor y la aspiración que todos alimentamos de que nuestros muchachos canten el Himno Nacional, ojalá en más de los tres partidos de rigor en la primera fase mundialista.

Pero si en el futbol retrocedemos a la época nefasta de los cuartelazos, habrá que prestar atención a ciertas críticas y aceptar que sí, que la organización futbolística de Costa Rica raya, a veces, con la mentalidad de aldea.

“Pérdida de confianza”. Francamente me sorprendió escuchar a don Juan Carlos Rojas, presidente del Deportivo Saprissa, argumentar esa razón para justificar la destitución de don Jorge.

Más bien, pérdida de confianza es lo que provocan ciertos sectores del futbol, en relación directa con el tamaño de los desatinos.