La esencia de Herediano está en la cancha, no en el banquillo

El conjunto florense demostró ante Liberia que está construido para ir al frente

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Hoy fue Mínor Díaz, ayer Odir Jacques, hace un año Mauricio Wright y la lista de entrenadores continúa. Herediano puede cambiar al hombre que camina sobre la línea de cal pero la ambición de sus futbolistas sigue tan intacta como su propuesta.

El Team va hacia al frente, no hay de otra, es su esencia.

Fue un equipo creado para cumplir aquella premisa de Alfredo Di Stéfano: “Un partido sin goles es como un domingo sin sol”. Y a veces no necesita sol, ni lucidez, ni brillantez para ganar, solo un buen futbolista que le resuelva el acertijo.

Como ayer por la noche, Herediano, fiel a su creencia pero opaco en comparación a su desempeño habitual, apeló a esa calidad individual para anotar.

Esteban Granados (en teoría contención) pisa el área con la insistencia de un media punta.

Johan Condega se insinuó por un costado; Dave Myrie y José Sánchez por el otro. Por si fuera poco, la turbina del avión florense subió su potencia cuando desde el banquillo apareció Pedroza para meter el acelerador.

No era suficiente el 1 por 0 de Yendrick Ruiz a los 38 minutos, luego de una rápida transición que Wálter Silva culminó con un fuerte remate, pero el arquero Justo Lorente evitó la caída con una buena intervención. Para su desgracia, apareció Yendrick entre los centrales para mandar el balón a los cordeles.

A Herediano se le dificultó de más superar a un Liberia valiente, fiel a su estirpe guanacasteca no se rindió, pese a que perdió sus tres variantes antes del cierre del primer tiempo, por las lesiones.

Fue un equipo dispuesto a plantarse en la guarida rojiamarilla, con una retaguardia solvente y una oncena muy ordenada.

El Team probó por todas las vías: generó 18 remates a portería y más de 20 centros al área contraria, claro en su intención, no tanto así en la ejecución.

Sin embargo, el marcador no quedaría ahí. Yendrick le ganó en las alturas a Lorente y Pedroza aprovechó la asistencia de su compañero para marcar el segundo tanto del compromiso, a cinco minutos del final.

Un premio para el equipo que a veces no parece necesitar un gran estratega para anotar, para romper los libretos contrarios o para salir al campo a ganar.

Su arsenal ofensivo, la calidad de sus futbolistas y la ambición están por encima del hombre que camina sobre la línea de cal.