La eficacia de Alajuelense devoró el inocuo fútbol de Cartaginés

Armando Alonsoy Johnny Acosta definieron el triunfo; Alonso se lesionó

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Cartago. Las florituras no siempre definen partidos, y el Alajuelense de Óscar Ramírez, efectivo y letal, sabe de eso.

Contra un Cartaginés que aún lucha por entrar a semifinales, pero que naufraga en sus propios adornos, la Liga se trajo un 0-2 de Cartago que le deja solo a dos puntos de amarrar el liderato de la primera etapa; ya tiene el boleto a semifinales.

La Liga es eso, un equipo directo con un fútbol simple.

Óscar Ramírez sabe que su fuerte no es el toque, y que Gabas no es veloz con las piernas, pero sí muy dotado, así que le ubica a dos balas como Álvaro Sánchez y Johan Venegas, a los que el terreno amplio como el del estadio Fello Meza les beneficia si no hay buenos defensores laterales.

La propuesta manuda es en extremo opuesta a la brumosa, con Johan Condega, Christian Bolaños y Carlos Hernández, cuyas habilidades naturales son el acarreo del balón con criterio. Es una mediacancha de lujo, pero inexplicablemente ineficiente porque su producción es poca.

El exceso de talento nunca debería representar un problema, mas en Cartaginés tampoco es una enorme ventaja.

La escasa profundidad que tuvieron los paperos en el primer tiempo quedó escrita en piedra con solo un remate de Andrés Lezcano desde fuera del área que Pemberton sacó a un costado.

Como respuesta a esto vino una de esas destellantes galopadas erizas, cuando Gabas disparó desde fuera del área, la pelota dio en el palo izquierdo, Sánchez la tomó, la centró y el Caya Alonso marcó de cabeza, muy solo.

Era el minuto 26 y, como en gran parte de la primera mitad, Cartaginés llevaba la pelota y los manudos, el peligro.

Y así no se ganan partidos, brumosos. Es necesario amalgamar talento con efectividad, pues ante equipos como la Liga y Herediano, directos y rápidos, el toque no es un arma que baste.

La poca funcionalidad de Hernández, al que el sobrepeso tiene que estorbarle, fue evidente para el técnico Claudio Ciccia, quien ingresó a otro “tocador”, Leandro Silva, fino pero que no tuvo mayor relevancia en el juego.

Solo un balón que se le fue largo a Carlos Johnson y un remate alto de Silva apuraron a la Liga.

Mientras Cartaginés pegaba contra ese macizo que Ramírez tiene años de consolidar, con cuatro defensas y dos contenciones, los manudos seguían tirándole pelotas a Venegas, Gabas y Sánchez, que asumieron el peso de la delantera ante la preocupante salida de Alonso, goleador del torneo (10 tantos) y que se lesionó.

Desesperados por ver aún lejana la clasificación, los locales sumaron dos rojas y así abrieron espacio para que Alajuelense les hiciera el segundo: Johnny Acosta aprovechó un rechazo. La Liga es eficaz, y así se gana.