Joven portero de Saprissa hasta fue juntabolas

Llegó a los nueve años a Saprissa y quemó todas las etapas en liga menor

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Hace escasos tres años, Mario Sequeira dejaba sus guantes de portero en la casa para asistir a los partidos de Saprissa a cumplir una función particular: servir de juntabolas.

A un lado del terreno de juego, no perdía detalle de los movimientos de los jugadores en el campo, pero puntualmente se enfocaba en el arquero de turno para analizar cada decisión.

Para aquel momento Sequeira ya tenía más que claro cuál era su meta a largo plazo: ser el guardián de los tres palos de la S .

Con esa convicción llegó a la escuela de fútbol saprissista un 9 de enero de 2006, el día que cumplió nueve años.

Este domingo, a sus 19 años, se estrenó en la cabaña morada.

Jugó 15 minutos de calma absoluta (no recibió un solo remate directo), cual copia de lo que fue un partido de dominio total para su equipo, que apabulló 4-0 a Carmelita con los goles de Mariano Torres, Heiner Mora, Marvin Angulo y Francisco Calvo.

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El técnico Carlos Watson le dio la oportunidad de debutar cuando el encuentro estaba más que resuelto, justo para que el titular, Danny Carvajal, recibiera la ovación del saprissismo y él hiciera su primera aparición “pública” en el estadio tibaseño.

“Ha sido una carrera de altos y bajos, como en todo, pero llena de aprendizaje. Pasé todas las academias aquí en Saprissa, donde tuve formadores muy buenos; Carlos Santana fue uno de los pilares para que yo estuviera aquí”, dijo el novel cancerbero, que ingresó a la cancha en el 76’.

Antes de llegar al primer equipo, Sequeira fue el capitán del desaparecido Generación Saprissa, que jugó en la Liga de Ascenso.

Mario comentó que sentir la presión de la Cueva no le angustia, sino más bien le motiva pues en su faceta de juntabolas vivió de cerca la tensión de una hinchada exigente de principio a fin.

“Desde los 14 hasta los 16 años fui juntabolas fijo, eso me dio mucha experiencia, estuve en varios juegos de Concachampions y vi a bastantes porteros pasar por el arco. Todo cuenta”, agregó.

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Herencia. El joven confesó a La Nación que su vínculo con la portería ha sido de siempre y lo heredó de su papá, Carlos Sequeira, quien gustaba de cuidar el arco en las mejengas de barrio en La Geroma 3, en Rohrmoser, Pavas, de donde es oriundo.

“Él fue mi primer portero favorito y a partir de él adopté la posición. El no jugó profesionalmente fútbol, pero sí balonmano. No lo alcancé a ver jugar porque se retiró tras una lesión”, recordó.

De su papá también heredó el gusto por la música, pues este se desempeña como bajista y fundador del grupo nacional Las Tortugas, “rock geriátrico” como él le dice, según comentó entre risas.

A sus 19 años Mario combinado su labor en la puerta de la S con la carrera de Periodismo, dos oficios complejos que le apasionan y que eligió por convicción. “Ninguna de las dos son fáciles, hay que saber manejar la presión, tienen los suyo, pero con trabajo y dedicación se van sacando”.