Fútbol de Costa Rica se enfrenta a escasez de árbitros para la Primera División

Comisión cuenta con casi un 60% menos de réferis que en la última década

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La Comisión de Arbitraje dispone de una cantidad limitada de jueces, pues el número de candidatos que desean ingresar al referato se redujo casi un 60% con respecto a la última década.

El coordinador del ente, Efraín Rodríguez, afirmó que Costa Rica pasó de reclutar cerca de 100 candidatos a árbitros, a una cifra actual que ronda los 40 silbateros por año, es decir, casi nadie quiere ser silbatero.

Los réferis deben realizar un proceso de preparación que tarda cerca de cuatro años, en el que deben pitar en liga menor, tercera división, Linafa y Juegos Nacionales, antes de optar por llegar a la Liga de Ascenso o la Primera División.

“La situación está muy difícil. Hay que seguir con Wálter Quesada porque no tenemos su sustituto y son muy pocos los que suben. Al final del proceso, solo quedan 3 o 4 árbitros para elegir”, lamentó Rodríguez.

El camino de los silbateros para llegar a la división de honor es largo y empinado.

Empieza en las 40 asociaciones arbitrales que se distribuyen por todo el país y que son las encargadas de reclutar a los candidatos y luego capacitarlos.

En el pasado, cada organización recibía cerca de 25 aspirantes, pero en la actualidad llegan con costos 10. Leonel Leal, línea FIFA, cuenta que en la asociación a la que él asistió cuando se preparó llegaron 23 candidatos; este año solo acudieron siete.

“¿Quién va a querer pitar ahora? Se gana muy poco dinero y la crítica es más pública, sobre todo porque la gente no se anima a decirme de frente lo que sí manifiesta en las redes sociales”, explicó el guardalínea.

En sus inicios, un central gana alrededor de ¢15.000 por partido y un línea, cerca de ¢7.000, y deben viajar por todas las regiones del país para arbitrar en inferiores o en fútbol aficionado.

Paciencia. Ciertamente, las categorías menores sirven para descubrir hasta dónde resiste un silbatero la presión del público y si podrá soportar un estadio lleno.

En estos casos, el juez debe lidiar más con los padres de familia que con los futbolistas.

En estas categorías, los responsables de las promesas suelen perder la calma, si creen que sus hijos están siendo agredidos o perjudicados por el juez.

Muchos silbateros tiran la toalla en esa etapa.

“Es un cargo que ha sido muy denigrado y, por lo tanto, no es atractivo. Además, se nos exige como profesionales, pero la paga es de amateur ”, comentó el experimentado Wálter Quesada.

Otros se desgastan cuando afrontan el reto de pitar en canchas abiertas, donde hay muchos casos de futbolistas que se exceden en el juego brusco. Además, en las finales el ambiente es peligroso, ya que la afición hostiga desde la orilla de la plaza.

Por todo eso, solo un reducido grupo de tres o cuatro réferis pasan el filtro y dirigen en Primera.

“Los muchachos quieren llegar a Primera sin estar en otras divisiones, entonces terminan retirándose”, añadió Rodríguez.

En este momento, la Comisión de Arbitraje optó por crear un plan para buscar jóvenes valores en las zonas rurales.

También se pretende visitar las escuelas de educación física con la intención de convencer a los estudiantes de que se capaciten para arbitrar, ya que la mayoría tiene el perfil adecuado. Esto aún no se ha puesto en práctica.

Lo cierto es que en el país se exigen mejores arbitrajes, aunque la realidad dicta que cada vez hay menos materia prima.