Esas cosas buenas del fútbol…

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Hay situaciones que muchas veces afloran en un partido de fútbol y que por pequeñas e insignificantes, tal vez, resultan inadvertidas para la mayoría. Prefiero mirar el fútbol desde un palco de prensa o en las graderías, y no tanto sentado frente al televisor. Mas en esta ocasión, con motivo del primer duelo de la final entre Saprissa y Herediano, el domingo pasado en Tibás, el ojo electrónico nos ofreció a los telespectadores la oportunidad de observar un detalle que, difícilmente, habrán notado quienes estaban detrás del marco norte en el reducto tibaseño.

Aún más, es posible que quizás muchos de quienes sintonizaron la transmisión televisiva tampoco lo percibieron. Me refiero a un conato de pelea entre Yendrick Ruiz, a la postre anotador de los dos goles florenses, y el defensor saprissista Keylor Soto, luego de que Ruiz dejó el balón en los cordeles de Danny Carvajal, al colocarle con precisión un remate que acortó distancias en el minuto 28.

A esas alturas, el gol florense ponía el 1 a 2 en las cifras y, como era de esperar, Yendrick no se anduvo con celebraciones inútiles. Apenas la pelota sacudió las redes de Carvajal, Ruiz fue ¡a por ella!, como diría un español, la tomó en sus manos y la quiso llevar al centro del campo para continuar en lo que importaba para su causa: el empate.

Apretujados en el fondo del marco, Keylor Soto como que pensó en esconder el balón y retrasar a su rival, con el afán, claro está, de bajarle la temperatura al artillero intrépido y, a la vez, recomponer el ánimo propio y el de sus compañeros en la parte baja morada. Entre tanto, el goleador insistió en tomar la bola. Suele suceder en estos trances que los jugadores se lían a empujones y hasta puñetazos. Sin embargo, en un instante de lucidez, Yendrick optó por tender su mano derecha a Keylor, quien respondió con un guiño de aceptación. Y parte sin novedad. Simple, inadvertido para la masa, el breve suceso fue, en realidad, un reflejo de nobleza deportiva. Por eso, desde esta columna me apresuro a destacarlo. ¡Muy bien, Yendrick! ¡Grande, Keylor!