El apellido Saprissa corre peligro de extinción en Costa Rica

Hoy quedan alrededor de 23 Saprissa en el país. Quienes lo portan, se enorgullecen con la idea de mantener el legado del fundador del club morado

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Se llama Felipe Saprissa, pero se acostumbró a que sus amigos le apodaran Sapri. Tiene 26 años y heredó el apellido de su abuelo, don Jorge, quien es sobrino del fundador del club.

De muy joven, don Jorge trabajó en la fábrica textil administrada por Ricardo Saprissa. Le costaba verlo con frecuencia, pues en ese entonces ya estaba muy involucrado con el primer equipo morado. "Casi todo el dinero lo gastaba en el club", cuenta.

Ricardo Saprissa no tuvo hijos, pero sí lo hicieron sus siete hermanos, Rogelio, Jorge, José, Monserrath, María, Carmen y Marta, que mantuvieron con vida el apellido hasta el día de hoy.

Dado que en Costa Rica el primer apellido que llevan los hijos es el del padre, la presencia de muchas mujeres en la familia Saprissa ha propiciado que el apelativo se haya ido perdiendo con el paso de las generaciones.

Por ejemplo, un abuelo Saprissa sabe que sus nietos llevarán el apellido; no sucede lo mismo cuando es la abuela quien lo porta.

Hoy solo quedan 23 Saprissa en Costa Rica. A Felipe, analista informático y fiebre mejenguero, le gustaría que se mantuviera el apellido, pero sabe que no es su decisión.

Confiesa que es muy aficionado al club, pero no fanático. Sigue de cerca al equipo, se informa sobre los resultados y trata de no perderse ningún partido, un gusto que heredó de su abuelo.

“Es un tema de mucho de orgullo, pero hay que saberlo llevar. Se puede creer que por ser apellido Saprissa uno es un ultra, y tampoco. Hemos sido muy aficionados, pero no nos gusta ser envenenados”, reconoce Sapri.

Felipe nació en 1991, un año después de la muerte de Ricardo Saprissa (1990). No lo conoció, pero reconoce que guarda un cariño especial por él y su legado.

Lo mismo opina su progenitor, del mismo nombre, quien admite que en su familia son sus dos hijos menores los que más visitan el estadio morado para ver al equipo.

"Realmente es curioso llevar el apellido. Casi que cualquiera que me pide la cédula y la ve, es irremediable que me pregunte por el club", apuntó don Felipe.

En la casa de los Saprissa, el club nunca deja de ser tema de conversación.

El apellido viene de España, aparentemente de Cataluña, lugar de crianza de Ricardo Saprissa, que antes de asentarse en Costa Rica junto a su familia también vivió en El Salvador, luego de una larga carrera como deportista en el Viejo Continente.

El dirigente llega a Costa Rica por petición de su hermano mayor, Rogelio, quien le pidió que administrara su fábrica textil, instalada en el país.

“La prioridad de él siempre fue el deporte, pero era una persona que amaba a su familia profundamente, era muy cercano. Pero costaba alejarlo del tema deportivo. Con sus sobrinos fue especial porque existía una gran admiración”, explicó el historiador José Antonio Pastor.

La otra cara. Alguna vez un dirigente de Saprissa le dijo a doña Cecilia Saprissa que con su apellido y estilo de trabajo, podría aspirar a la presidencia del club. Eran otras épocas. Ella formaba parte de una comisión que colaboraba con el equipo de Tibás.

Hoy en día confiesa que el apellido le ha traído algunos buenos momentos... y otros amargos, pese a que asegura, nadie se olvida de su nombre cuando la conocen.

"Algunas veces me han hecho a un lado por mi apellido", afirma.

Después de hacer un breve repaso, doña Cecilia explicó que quedan 23 Saprissa en su familia. La mayoría no lleva el primer apellido y quedan cuatro varones en la generación más joven; cada día son menos, pero los más jóvenes lo disfrutan.

“Cuando me preguntan si soy Saprissa, yo respondo 'es justo y necesario"”, concluyó Felipe.