Cuando el exasistente supera al DT

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Ha de ser difícil vivir eclipsado bajo una gran sombra, densa, mediática, querida y hasta añorada. Pero tratar de moverse de las tinieblas a la luz encendiendo no lámparas, sino dudas, pinta para toda una epopeya.

Ante ese tránsito oscuro, difícil y espinoso, en busca del propio reconocimiento, se enfrenta el exasistente a la hora de llenar (o pretender llenar) los zapatos grandes de un seleccionador exitoso, carismático, que se fue contra el clamor popular.

Las dudas se espesan si los números, fríos, mas nunca mentirosos, arrojan cáscaras sobre el camino del exasistente, como serían un sonoro fracaso en segunda división y otro paso en falso, quizás más grave, en la máxima categoría. Resbalones como esos sacian el apetito criticón de los detractores, máxime si el aspirante a seleccionador es joven y su palmarés discreto.

¿Cuenta la trayectoria del novato estratega como exfutbolista? Ganaría puntos si se atavió de embajador como legionario (aunque su carrera se viese truncada por las lesiones). ¿Cuán brillante fue? ¿Dónde jugó? ¿Qué logros tuvo? Sobre su formación como técnico, habría que preguntar dónde estudió y cuáles fueron sus calificaciones.

Tómese en cuenta el factor continuidad, el simple hecho de estar ahí, a la sombra del timonel anterior, succionando sabiduría, alimentándose de la experiencia mundialista.

Y no se deje de lado la propuesta balompédica. Considérese si el exasistente es ideólogo de una evolución. Por ejemplo, si la nueva propuesta consiste en avanzar de un fútbol mecanizado, típico teutón (a la usanza del antecesor), hacia una versión latinizada, alegre, vistosa, que explote las características de una talentosa camada de jugadores, siempre dentro de los márgenes de la disciplina germana, ¿no sería tentador darle rienda suelta?

Con todos esos antecedentes, pesados y sopesados, el elegido fue él, el exasistente, aún por encima de nombres rimbombantes, con currículos más gordos y relucientes. Y el tiempo le dio la razón a la Federación Alemana de Fútbol, porque Joaquim Löw, a pesar de su modesto cartel, a fin de cuentas superó a Jürgen Klinsmann. Y con creces. Hoy, Alemania disfruta del tetracampeonato mundial.