Cartaginés carece en el Verano de la reacción de un boxeador que aguanta los embates del rival y reacciona, ya que al recibir el primer golpe sus rodillas se doblan, el cuerpo se tambalea y es incapaz de revertir la pelea.
Los brumosos comenzaron perdiendo en cuatro de los nueve juegos que registran en el campeonato y en ninguno lograron remontar y salir con la victoria.
En tres de esos compromisos tuvieron que conformarse con el empate y en uno terminaron registrando una derrota.
En la Vieja Metrópoli reconocen el mal que los aqueja y señalan que este problema se debe a errores de concentración tanto en defensa como en ataque.
“Tenemos que ser más contundentes y al defender estar más concentrados porque pecamos en eso y nos cuesta mucho remontar y hasta empatar. Al ver que recibimos un gol y saber que es lo mismo de siempre nos frustramos”, dijo Andrés Lezcano.
Los brumosos aseguran que la desesperación se apodera del equipo al verse abajo en el marcador, lo que hace que incluso cambien el estilo de juego y equivoquen los caminos.
“Al ir en desventaja nos vamos al ataque, pero confundimos la fórmula y empezamos a jugar directo, lo que le facilita la labor a los rivales”, manifestó el volante Johan Condega.
Por su parte, el técnico Enrique Meza enfatizó que el error se da principalmente en el arranque de los juegos, lo que hace que después todo sea cuesta arriba.
“Entramos distraídos, nos hacen goles al inicio y después nos cuesta responder. Es un poco de la mentalidad porque parece que tenemos que ir perdiendo para reaccionar y eso hay que cambiarlo”, indicó el timonel.
Los rivales saben aprovechar las deficiencias de Cartaginés y al conectar el primer golpe retroceden, limitan los espacios y se vuelve casi imposible abrirlos, según los de la Vieja Metrópoli.
“Cuando un equipo nos va ganando se complica porque cierran las líneas y se tiran más atrás. Necesitamos golpear primero para que el juego se nos torne más fácil ”, agregó Condega.
La falta de reacción le cuesta caro a los blanquiazules, quienes perdieron nueve puntos cuando el oponente los castigó primero.
El boxeador brumoso busca superar su mal y aprender a salir de las cuerdas con un gancho que le dé la cuenta de tres.