Caída de Alajuelense en Puntarenas nace en los sueños de un niño juntabolas y culmina en el llanto de un técnico interino

César Alpízar, oriundo de Esparza, aspiraba de niño a ser entrenador como su padre, quien era dueño del equipo del barrio. También fue portero de fútsal y taxista para costearse sus estudios

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César Alpízar se levantó temprano este lunes y fue a dejar a sus hijos César Luis y Samantha a la escuela. Se devolvió a su hogar en Marañonal de Esparza, Puntarenas, y se quedó en casa atendiendo a su esposa, Karen Arroyo, quien sufrió un pequeño accidente.

Sus amigos y familiares le llamaron para que pusiera las noticias y los programas deportivos donde analizaron y comentaron su debut el domingo como técnico del Puntarenas FC, en el cual derrotó 1-0 a Alajuelense, acabando con el invicto del conjunto rojinegro en el Torneo Clausura 2023.

El esparzano, confesó a La Nación, en son de broma, que tenía más de 1.000 mensajes de felicitación en su WhatsApp, de amigos, familiares y conocidos, los cuales estaban felices por la victoria, pero prefirió mantener la serenidad pues este martes comienza un nuevo proceso como asistente técnico del PFC junto al estratega Geiner Segura.

Sus andanzas en el fútbol las inició detrás de su padre, Luis Emilio Alpízar, quien era un fiebre y siempre tenía a su cargo el equipo del distrito de San Rafael de Esparza, mientras su hijo César era el juntabolas oficial, siempre a cargo de los balones.

Aunque nunca llegó a formar parte de algún equipo federado, César jugó como portero y formó parte de una preselección sub 15 dirigida por Juan Diego Quesada, donde fue compañero de Alfonso Quesada, Kevin Chaca Ruiz, Ricardo Sardina García y Kendall Waston. Incluso jugó con el equipo de Esparza como arquero en la Liga Premier de Futsal.

No obstante, por diferentes circunstancias se alejó del fútbol, empezó a trabajar como taxista para costearse sus estudios y prepararse para ser entrenador y preparador físico. Actualmente tiene la Licencia A de la Fedefutbol, y está cerca de graduarse como psicólogo, a falta de solo un cuatrimestre. Además cursa la carrera de Administración de Empresas con énfasis en Recursos Humanos.

“Siempre quise ser entrenador y para ello me estoy preparando y estudiando. Aunque no lo crea mi gran sueño era graduarme como entrenador y hacer campeón al Cartaginés, algo que no había hecho ningún técnico, pero bueno, ya lo hizo Geiner Segura, con quien voy a estar en Puntarenas”, dijo Alpízar.

Lo que nunca se imaginó fue que tendría la responsabilidad de medirse a la Liga con solo 60 minutos de entrenamientos en cancha y 48 horas como interino, que le pasaron rápido entre la emoción, la presión y el nerviosismo que representaba medirse a los rojinegros.

“Estoy a cargo de la Sub 17 del Puntarenas FC. Después de que perdimos el jueves ante Sporting (1-2) el periodista del equipo, Luis Rodríguez, me llamó por teléfono porque don Henry (Duarte) quería que el viernes por la tarde yo dirigiera la práctica (de la primera división), que era de recuperación, Allí me comunicaron que Alexander (Vargas) no iba a continuar y yo debía estar al frente en el juego ante Alajuelense”, recordó Alṕizar.

Inmediatamente empezó a planificar el compromiso y le pidió al doctor del equipo, Andrés Barquero, que le ayudará a editar los últimos cuatro partidos de Alajuelense para plantear el juego y ajustarlo al estilo de juego que a él le gusta.

“Desde las 5:30 p. m. del viernes y hasta la 1 a. m. analicé los videos, previo al entrenamiento del sábado. Solo tenía una hora para repasar los conceptos tácticos con los jugadores. No hice nada físico y yo quería estirar los minutos, para convencer a los jugadores que éramos el mismo plantel que ascendió y la Primera División y fue cuarto en el Torneo Apertura 2023”, comentó Alpízar.

Simulacro con la prensa

César confesó humildemente que nunca tuvo miedo a enfrentar el partido, que para él significaba una gran oportunidad. Era el sueño de debutar en la Primera División. Sin embargo, para lo que no estaba preparado era para atender la conferencia de prensa una vez concluido el juego.

“Sabía que la conferencia de prensa era parte de la responsabilidad de dirigir el partido, pero lo mío es dirigir y no tengo experiencia con los medios de comunicación. Por eso le pedí ayuda a Luis (Rodríguez) e hicimos una especie de simulacro con los escenarios. El primero ganando o empatando y después perdiendo. Hizo las preguntas y las contesté, pero por dicha ganamos”, manifestó Alpízar.

El asistente y entrenador, de 34 años, aseguró que no tenía ansiedad por el juego que tenía al frente, pero sí mucha fe en Dios, al tener la oportunidad de dirigir en la máxima categoría. Pensó en sus padres y lo importante que es para él su núcleo familiar.

“Les insistí a los jugadores la importancia del juego. Trabajé los conceptos que se venían entrenando con Alexander (Vargas), pero realizando algunos ajustes desde mi perspectiva, como la zona de presión y otros aspectos del esquema que consideré importantes, con el fin de poder hacerle daño a la Liga y que no nos hiciera daño, porque es un gran equipo”, agregó Alpízar.

César durante el juego estuvo muy atento, dando instrucciones y valorando el rendimiento de los jugadores con el fin de poder sacar el resultado positivo para el plantel.

“Cuando se dio el penal me sentí un poco frustrado. Me pareció que no era penal, por lo que cuando (Johan) Venegas lo falló, sentí que era como una señal de Dios que las cosas nos iban a salir bien y nos llenó de esperanza para continuar por el mismo camino”, añadió Alpízar.

Al marcharse al descanso, César le recalcó a sus jugadores lo esencial de sacar el resultado, de buscar la victoria y reafirmar el buen campeonato que viene desarrollando el plantel desde el torneo anterior, por lo que el gol de Asdrúbal Gibbons fue el justo premio a un gran esfuerzo que hicieron los jugadores durante todo el partido.

“El juego en la segunda parte fue muy equilibrado, pero en las acciones de balón parado siempre hemos sido fuertes. Cuando (Asdrúbal) Gibbons anotó, sinceramente, no lo celebré como otros goles. Fue como un alivio, el sentimiento de un deber cumplido con la afición, que siempre nos apoyó. Hasta que llegué al camerino se me salieron las lágrimas de la alegría. Fue muy bonito vivir mi primer partido como entrenador”, admitió Alpízar.