Jeaustin Campos pidió confianza y paciencia para sacar al paciente brumoso de cuidados intensivos, luego de caer en coma tras una paliza de ocho juegos sin ganar, y en una semana las heridas mejoran y el dictamen pronostica que Cartaginés revivió.
Los blanquiazules no solo despertaron, sino que recuperaron la sonrisa, se pusieron de pie y hasta lograron caminar para ponerse a un punto de la zona de clasificación, gracias al triunfo 0 a 1 que lograron ante San Carlos ayer, segundo al hilo en cuatro días.
El equipo de la Vieja Metrópoli mostró su mejor versión en sus últimas 10 presentaciones, al punto de culminar por segunda vez en el torneo con el marco en cero. Además, se olvidó de los nervios y de los errores infantiles tanto en ofensiva como en defensiva.
La primera parte mostró a un visitante con un libreto muy bien definido, en el que optó por lanzar constantemente para sacarle provecho a dos hombres fuertes en ataque, como Giovanni Clunie y Lucas Gómez.
Además, Campos sorprendió al utilizar a Michael Barrantes como volante lateral por izquierda y con él no solo ganó en la marca, sino que encontró a un hombre inteligente, que supo desbordar por su sector y colocar centros para sus arietes.
La estrategia envolvió a un conjunto sancarleño que cayó en la trampa, se olvidó de armar juego y no logró ganar los segundos balones, principalmente porque Néstor Monge y Sergio Córdoba acortaron las distancias entre las líneas y estuvieron muy atentos para presionar. A esto se sumó que el juvenil Cristopher Núñez sigue en franco crecimiento y no le pesa ser el cerebro que maneja la zona media y genera fútbol.
Si bien es cierto en los primeros 25 minutos el choque estuvo muy parejo, los brumosos fueron ganando terreno y obligaron a los norteños a retroceder.
Los centenarios encontraron el premio a su propuesta en el 40’, luego de que Kevin Fajardo aprovechara un balón suelto en el área pequeña, tras pegar en el palo producto de un tiro libre que cobró Monge.
La ventaja le permitió crecer a Cartaginés en confianza para el complemento. Los dirigidos por Campos sacaron el colmillo, empezaron a robarle segundos al reloj y de la mano de un Núñez aplomado evitaron pasar grandes apuros en la zaga.
Cristopher nunca se escondió, por el contrario, pidió el balón, sacó faltas y manejó los tiempos del compromiso. Su labor le dio un respiro a unos centenarios que pudieron incrementar las cifras, pero fallaron.
El paciente blanquiazul revivió y deberá demostrar que es inmune a sus viejos males.