Belén puso bruma y duda al sueño azul de hacer historia

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Cartago. Si realmente los hombres del Cartaginés aspiran a cambiar la historia, convirtiendo al legendario azul de la Vieja Metrópoli en campeón nacional, tendrán que revisar de nuevo las páginas de motivación que su timonel, Javier Delgado, les ha puesto a estudiar en este proceso.

Porque más allá de los aspectos tácticos y estratégicos, ayer los pupilos del sheriff carecieron de la presencia de ánimo y de la constancia que necesitaban para vencer un escollo que, aunque se antojaba difícil, tenían la obligación de superar, ¡sí o sí!

Si bien es cierto que la derrota por 2 a 3 no contradice en nada la lógica del futbol y se considera normal, también lo es que el elenco brumoso careció de táctica y temple en su comportamiento colectivo a lo largo de 90 minutos, en los que su inconstancia fue como un cáncer de identidad.

El nuevo traspié en el reducto propio pone en serios aprietos al Cartaginés. Ayer cedió definitivamente el liderato y tendrá que resignarse a ocupar el segundo o el tercer peldaño en la tabla, de cara a la semifinal.

Ilusión del Chiqui. Al principio, las cosas no pintaban mal. Todo lo contrario. Desde que el juez Henry Bejarano (excelente actuación) ordenó el arranque, los azules se instalaron en las cercanías del meta Carlos Méndez.

La insistencia dio fruto al 22’, luego de que Randall Chiqui Brenes fusiló a Méndez con un disparo rastrero al palo de mano izquierda.

Parecía el reencuentro de un ídolo con sus adeptos, respaldado por el buen hacer de Leandro Silva, Paolo Jiménez y Andrés Lezcano.

Mas, tardó en empatar Belén, con gol de Giancarlo Palacios al 34’, para que una bruma psicológica y vespertina se instalara, con su velo de incertidumbre, en el ánimo colectivo de los anfitriones.

Y aunque el afán innegable de Andrés Lezcano dio fruto al 49’, poco después, al 63’, un tiro libre de Allan Duarte venció a Wardy Alfaro, notoriamente desubicado.

El 2 a 2 fue un presentimiento.

Cuatro minutos más tarde (67’), Ricardo Blanco hundió el estilete en el fondo de la red de Wardy y el 2 a 3 se instaló en el alma blanquiazul con cierta sensación de lápida.

Visos de frustración. Tres permutas en solo tres minutos (70, 72, 73) pusieron en evidencia la desesperación del entrenador Delgado por cambiar, de cualquier manera, el rumbo de los acontecimientos.

Estos no variaron. Nervios crispados provocaron la expulsión de Sirias y de Mena por agredirse, y se precipitó el triste destino azul.

Si los hombres del Cartaginés desean escribir una nueva historia, tendrán que mostrar la casta, para no repetir la que conocemos.