Badú revivió nostalgias y emociones al saber que Froylán Ledezma volvió a jugar en el Morera Soto

El brasileño recordó aquel miércoles cuando lo vio por primera vez. Lo impresionó tanto que llegó a decirle a su esposa: “Ya tenemos a nuestro Romario”

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Valdeir Badú Viera se encuentra lejos, en Alemania, pero la distancia no le impide estar al día sobre lo que pasa en Alajuelense.

Al igual que muchos seguidores de la Liga, él experimentó una mezcla de sentimientos encontrados cuando supo que el pasado 25 de julio, en el partido de despedida de Pablo Gabas, Froylán Ledezma volvió a jugar en el Estadio Alejandro Morera Soto.

El técnico brasileño también sonrió al enterarse de que Alajuelense pule en su liga menor a Juan Pablo Ledezma, el hijo del Cachorro, aquel futbolista talentoso que lo deslumbró desde la primera vez que lo vio.

Su mente viajó en la máquina del tiempo y lo llevó a pensar en aquel miércoles de 1994 cuando se dio el gusto de ver en acción a esa figura. "Regresé a casa luego del habitual partidito semanal en cancha abierta y le he dicho a Erika: ‘ya tenemos a nuestro Romario’...”, recordó Badú al ser contactado por La Nación.

Tanto impresionó el joven Froylán a Badú, que el técnico de inmediato promovió su fichaje. No mucho tiempo después, lo haría debutar en la Primera División, el 14 de enero de 1995, cuando el futbolista apenas tenía 17 años.

Vieira pregona con muchos de los principios de Johann Cruyff, quien decía que Romario era “el genio del área”. Esa definición —según el entonces timonel alajuelense— calzaba justamente con el crack tico que él no podía dejar escapar.

“Pues, para mí, lo tenía todo Froylán para ser un genio en los últimos 30 metros. A la postre, no es sorpresa que precisamente el Ajax se lo llevó”, comenta hoy Badú.

Badú estaba maravillado con ese muchacho con un talento difícil de encontrar.

Y justo cuando tenía 19 años vino esa sonada transacción: Alajuelense vendió al Cachorro al Ajax de Holanda en $4,5 millones en 1997, una cifra exorbitante para esa época.

“Froylán tenía todo para encantar brasileños y holandeses: inspiración y coraje para inventar jugadas, regate en velocidad y, además, unos 20 centímetros más de estatura que Romario. En aquel entonces mi deseo era justamente encontrar un delantero más con capacidad de desequilibrar, pues teníamos solamente a Washington Hernández”, indicó el brasileño.

Al descubrir al Cachorro, Badú intuyó que era el jugador que necesitaba para acabar con los problemas y que a la vez, era un claro ejemplo de que su método sí funcionaba, aunque muchos lo cuestionaban.

“Así que nos llega Froylán como un regalo divino, aparte de que quedaba justificado mi programa de jugar amistosos en canchas abiertas en vez de los tediosos entrenamientos colectivos entre un primer y un segundo equipo, defensa contra ataque… y otras perdederas de tiempo y de armonía, como era la costumbre antes de que yo llegara a Alajuelense”.

Rememoró que desde ese miércoles del que habla y hasta el debut de Froylán, poco tiempo después, “todo pasó muy rápido, como la realidad anunciada de una fantasía del entrenador”.

“Luego de la pretemporada que hicimos en Europa, jugamos un partido en México (Guadalajara), regresando a Costa Rica. Ese día anotó Froylán un gol tal que llevó a los propios jugadores mexicanos a preguntarme luego del partido: ‘¿De dónde sacó usted esa flecha?’”.

---

Y agregó: “Para terminar, ayer mismo me mensajeó un manudo contándome que al ver a Froylán en la despedida de Pablo Gabas, se le llenaron los ojos de lágrimas por el recuerdo de glorias pasadas".

Badú cree que ese futbolista al que él consideró su Romario desde que lo vio pudo tener una carrera más boyante.

“Pues yo, lo que más lamento es que si Romario ha encontrado en Valdano el entrenador que le entendía y apoyaba, a Froylán, en su carrera, le ha hecho falta un Valdano”, meditó.

Ahora, el Cachorro tiene un cachorro en la Liga, donde sigue puliéndose, con el sueño de triunfar en el fútbol. Quizás, este sí tiene Valdanos a su alrededor.

---