Ante España, 43 meses después

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A veces el destino nos abre una ventana y deja entrar el futuro. Aquel 15 de noviembre del 2011, la abrió de par en par y no lo entendimos. Tuvimos que esperar al Mundial para comprenderlo. Ese día, la Sele ridiculizó a España en el Nacional, con mucho toque, gusto por el juego y atrevimiento. Fue 2-2; debió ser 5-2 por llegadas, opciones y manejo. Fue un augurio de la fiesta que nos esperaba en Brasil 2014.

Jorge Luis Pinto estrenó la partitura que nos encumbraría a la gloria, aunque algunos le bajaron el perfil al resultado y conjeturaron que el campeón del mundo “vino de paseo” a estirar piernas en un juego de guante blanco y otras boberías.

El partido fue premonitorio: la línea de 5 –Salvatierra, Umaña, Miller, Acosta y Oviedo–, dos aduanas en el medio para restarle manejo al rival –Barrantes y Azofeifa–, Bryan suelto y Campbell y el Chiqui punzantes por los costados y el centro del área.

Fue tan proyectado hacia el futuro que Saborío no estuvo –como sucedió en el Mundial– y Keylor nos dio un adelanto del porqué dos años y un mes después, reclamaría su cuota de gloria.

Nadie le creyó a Pinto cuando dijo que podíamos jugar con cualquier potencia. Y eso fue así porque las gestas siempre se construyen ante el descreimiento general.

Esa vez, el Chiqui ridiculizó a Casillas con un amague y un golazo antológico, Campbell casi le parte la cintura al Tarzán Puyol en un par de lances, y Bryan se las ingenió para descargarla rápido y ofrecerse siempre para dar continuidad a la acción.

El prestigioso diario El País escribió: “(...) Costa Rica se impuso, se mire por donde se mire”. Y añadió que España rozó el ridículo “entre la potencia de Campbell y el desparpajo de Randall Brenes”.

Aunque la Sele jugó un partidazo se cayó después del 58’, cuando se fueron Brenes y Joel, y los campeones, heridos en su orgullo, reaccionaran para que Silva acortara al 83’ y Villa nos robara la felicidad plena en tiempo de descuento.

Cuarenta y tres meses después el destino nos vuelve a juntar, ahora en suelo español, con Chope como entrenador y Vicente del Bosque muy claro en algo: va a medir fuerzas con la revelación del 2014, el mismo que bajó a dos campeones del mundo en fila –Uruguay e Italia– igualó con un tercero –Inglaterra–, eliminó a Grecia y perdió con Holanda por penales.

¿Será que el futuro nos abre la ventana de nuevo?