Albiceleste olvidada

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¿Por qué el equipo de fútbol de la Universidad de Costa Rica tiene tan poco arraigo? Si una gran cantidad de generaciones de costarricenses hemos pasado por las aulas del Alma Máter, no parece haber explicación razonable acerca de por qué la albiceleste universitaria juega casi en soledad, con más árboles que aficionados en el entorno del estadio Ecológico, en Mercedes de Montes de Oca.

Podría ser que, a través de los años y en los períodos en los que la UCR ha estado en la Primera División, los dirigentes académicos no han sabido promocionar la adhesión colectiva al club.

Y más que los dirigentes mismos, quizás la causa del problema radica en las autoridades universitarias, que no han sabido ligar al estudiante con la institución, representada por un equipo que, por lo general, practica el buen fútbol y exhibe suficientes elementos de identidad, con jugadores propios de la cantera.

Desde su retorno a la Primera División, el equipo albiceleste ha desempeñado un papel digno, aunque venido sustancialmente a menos en el presente Verano. No recuerdo —por lo menos en los años en los que, en mi condición de cronista de La Nación asistí a los juegos de la UCR—, un partido realmente malo del equipo que dirige José Giacone, un hombre de pocas palabras, pero serio, trabajador y con conocimientos tácticos y estratégicos que ha puesto a prueba en muchas jornadas.

Según parece, una vez que finalice el torneo, Giacone no tendrá más cabida como timonel universitario. Intuyo que así será, con base en la tradición “milenaria” de nuestro fútbol, en la que no hay técnico que soporte el filo de la guillotina, después de tres o máximo cuatro torneos al frente de un equipo.

Algo hay que hacer. La rectoría de la Universidad de Costa Rica podría implementar una política de respaldo institucional al representativo futbolístico, similar a la que se aplica en países como México, Perú y Chile, entre otros.

Conozco a don Luis Gamboa, presidente del equipo. Es una persona amable, capaz, consciente de su responsabilidad y también de su liderazgo.

Ojalá lo ayuden, para que, una vez más, la Universidad no pierda su puesto en la Primera División y retorne al protagonismo en los siguientes torneos.