Una viveza de Marvin Angulo le dio vida a Saprissa en La Cueva

Tiro libre del volante por debajo de la barrera señaló el 1-1 y el repunte morado

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La malicia de Marvin Angulo para empatar el partido encendió la chispa de un Saprissa que logró la remontada ante el Santos Laguna y se convirtió en el nuevo líder del grupo A en la Liga de Campeones de Concacaf.

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El tiro libre cobrado por Angulo debajo de la barrera, parecido al que hizo Cristiano Ronaldo ante el Bayern en Champions , fue el empujón para un equipo que naufragó en la primera parte.

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Los primeros 45 minutos de Saprissa fueron nefastos, no porque los morados así lo quisieran, sino por el gran oficio del Santos.

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A excepción del remate desviado de Guzmán tras un tiro libre, y una falta de Angulo que pegó en la barrera, los ticos no tuvieron argumentos para inquietar a Marchesín en la primera parte.

Santos, con dos gigantes como Izquierdos y Araujo en la línea de atrás, que fácilmente pasaba de cinco a cuatro, controló la iniciativa de los tibaseños, casi siempre gestada al pelotazo sin sentido.

Vea: Galería del partido

Ante un conjunto de tanto callo como el actual campeón mexicano, ponerse a tirar pelotas no resulta, puesto que ellos toman el balón y de pronto ya están en el área rival con cinco hombres.

Así fue como llegó el 0-1, cuando Tavares ganó por derecha, tocó para González, este quiso rematar, pero tras una carambola con Machado, el balón le llegó al Chuletita Orozco, quien solo ante Carvajal marcó el primero.

Después de esto fue un paseo para Santos, que cortó la cancha a casi medio terreno y a pura presión cerró cualquier portillo.

Claro, además del buen oficio azteca, fue terrible el trabajo de Guzmán, silbado por la afición, y Néstor Monge, casi invisible.

La impotencia morada, aumentada por una importante cuota de imprecisión, quedó más que clara cuando David Ramírez, hoy casi visto como un salvador, debió bajar a la zaga para acarrear balones que no le llegaban.

Pero ante el fuerte y constante ahogo mexicano, era poco lo que Ramírez o Ariel Rodríguez, otro desamparado, podían hacer.

Reconocido por ganarle finales a estrategas del calibre del Macho Ramírez, Jeaustin Campos movió su ajedrez: puso cuatro atrás, Machado fue libre por derecha, Angulo pasó al centro y Colindres, sustituto de un nulo Deyver, se incrustó en la izquierda.

Y así surgió el mejor Saprissa, que ahora sí tenía quién surtiera a Ramírez y Rodríguez, y que pasó de ser arrollado a controlador.

Tras una falta sobre Ramírez vino la genialidad de Angulo bajo las piernas de la barrera, y desde ahí La Cueva, casi llena, agregó el resto de ímpetu necesario.

Colindres subió cuanto quiso ante la impotencia de Ceballos, y, en una de estas, centró para que Ramírez, de taquito, pegara la pelota en el palo derecho, ¡cerca!

La asfixia siguió y en pase de Guzmán, quien ya no era silbado, Néstor Araujo la metió en su puerta al tratar de despejar.

El bullicio continuó, la S mantuvo la dinámica y Angulo enrumbó la victoria que nació de una travesura, de una viveza.