Un presidente llora por su hijo en Qatar 2022

La presencia de Timothy Weah en Qatar 2022 da vida a la más fantástica y cinéfila narrativa de una familia futbolera.

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Cada vez que empieza un Mundial de futbol, emergen las más insólitas historias. Innumerables series y películas podrían ocupar el lugar de privilegio en las plataformas de series y películas.

La muerte de Andrés Escobar, tras su penal fallado ante Estados Unidos. El ascenso y caída del Diego. El emir kuwaití que bajó de las gradas para anular un gol francés contra su país. El cabezazo al pecho de Materazzi con que Zidane se despidió del futbol. El mordisco de Luis Suarez a Giorgio Chiellini.

La lista puede ser interminable. Paolo Rossi, el apostador que salió de la cárcel para darle la Copa a su Italia en el 82. Pickles, el perro invitado a la final de Inglaterra 66, tras haber olfateado, cuatro meses antes, la robada Copa Jules Rimet. Y ¿Por qué no?... La historia del Matagigantes tico, invicto en un Mundial, compitiendo con tres campeones y dos ganadores de Eurocopa.

Pero Timothy Weah ha aparecido en Catar para darle vida a la más fantástica y cinéfila narrativa de una familia futbolera. Su gol frente a Gales hizo llorar al presidente de Liberia, país africano que preside el mítico George Weah, padre de Tim.

Timothy juega para Estados Unidos, porque su madre, jamaiquina, por la guerra civil en Liberia vivía en Nueva York cuando él nació, en marzo del 2000, y su padre militaba en el Chelsea inglés.

En su tiempo, George fue considerado el mejor futbolista africano y es el único de ese continente en haber recibido el Balón de Oro, en 1995, jugando para el Milán de Italia. Gracias al futbol huyó de la pobreza compartida con su abuela en Clara Town, un suburbio paupérrimo de Monravia.

Estuvo a punto de ir a Corea-Japón en el 2002, pero un partido –presumiblemente arreglado- entre Nigeria y Ghana, puso a las Águilas en el Mundial y le quitó a Liberia y a Weah la única cercana oportunidad de estar en la gran cita del fútbol.

Sin haber terminado la secundaria, en el 2005, apenas con dos años de retiro, se lanzó por la presidencia de su país, pero perdió con Ellen Johnson-Sirleaf, con un doctorado en Harvard, la primera mujer presidente en toda África y hoy premio Nobel de la Paz.

Entonces, con 40 años, en el 2006, terminó la secundaria. En el 2011 se graduó de Administrador de Empresas y en 2013, añadió una maestría en Administración Pública. Desde el 2018 es el presidente de Liberia, no solo por su popularidad como futbolista, sino por sus recordadas cruzadas humanitarias emprendidas en su época de estrella.

El fútbol volvió a hacerle llorar este 21 de noviembre, cuando su hijo menor logró lo que siempre soñó y la vida le negó, pese a regalarle una historia de ensueño. Paradójicamente, como señaló un periodista, fue el primer día en que se habló más de Tim que del Rey George.