¡Todos para Diego!, una máxima de la jerarquía

3 El paso perfecto de Argentina obedece a la identificación de sus piezas con Maradona, estratega e inspirador

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De saco y corbata, el hombre pequeño celebra como el que más, cada vez que sus pupilos anidan la Jabulani en el fondo de los cordeles.

La identificación de sus muchachos con Diego Armando Maradona es una de las razones que bien podría explicar por qué Argentina avanza con paso perfecto en el Mundial de Sudáfrica 2010.

Tal vez la virtud de contar con varias figuras de primer orden –y no con solo una– también funciona como un factor explicable de la jerarquía albiceleste en Sudáfrica.

Antes del Mundial, todos pensaban en Lionel Messi. Y soñaban con Lio como la aparición de un modelo en escala del Maradona del 86.

Y hasta ahora, Messi ha cumplido, sin duda. Pero, ¡atención!, que también está Gonzalo Higuaín, goleador con cuatro tantos.

Y ni hablar de Carlos Tévez, todo arrastre, vocación, estirpe y poder.

También atrás aparecen otras figuras consistentes; como Gabriel Heinze, Ángel di María, Javier Marscherano o el mismo Sergio Romero, el ángel volador.

En fin, todos esperaban a Messi. Mas, la aparición de piezas en todas las líneas es, hasta la fecha, otra razón relevante de un grupo en plena identificación con su estratega.

De sobra conocida como una figura controversial para el gran público, al interior del plantel, el Diego de la gente parece consolidar su liderazgo. Es una especie de hermano mayor para sus dirigidos.

Paso perfecto. Cuatro juegos con otra tantas victorias; 10 goles a favor y dos en contra; la noticia de Gonzalo Higuaín como el máximo goleador del certamen, con cuatro dianas, tales son certezas que suman en la estadística a favor del primer aspirante al título mundial.

Sabe Dios que el futbol es también espectáculo. Y hasta la fecha, las mejores jugadas del certamen se han producido, precisamente, en los encuentros en los que Argentina ha sido el gran protagonista.

Así ocurrió ayer. México careció de suerte cuando mejor jugaba; primero, por un gol en posición prohibida de Tévez; luego, por el tremendo error de Ricardo Osorio, quien habilitó nada menos que al dardo Higuaín en la ruta letal.

Exultante y controversial; maestro del verbo, punzante como el que más, el Diego de la gente se ha convertido en el motivador de un plantel que avanza con paso firme.

Argentina abriga la ilusión de alzar la Copa del Mundo, por tercera vez en su rico historial.