Rusia 2018: los problemas que están ahí nomás

Las dudas sobre Catar 2022 hacen olvidar los aprietos de la próxima Copa del Mundo: racismo, caída del rublo y un país en guerra con su vecino

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Dicen que en el fútbol no existe la lógica. Tampoco en la FIFA, el ente rector del deporte más popular del mundo.

Con la decisión de otorgarle la organización de los Mundiales del 2018 y 2022 a Rusia y Catar, respectivamente, rompió las quinielas y dejó con un palmo de narices al Planeta Fútbol y a candidaturas como la de Inglaterra, España y Portugal, Japón, Holanda y Bélgica.

Una verdadera sorpresa y prueba de que el balón pica para cualquier lado en el fútbol, aunque sea en los despachos y con la gente de pantalón largo.

Hubo cejas levantadas con el anuncio oficial de las sedes, en diciembre del 2010. Definitivamente, los petrodólares y los petrorublos fueron un factor determinante (cuánto y cómo es otra historia).

Sobre el país del golfo Pérsico rondan las dudas más severas: por el trabajo esclavo que sufren quienes están en las obras y la presunta corrupción en su escogencia.

La urgente “papa caliente” en las manos de la FIFA es la fecha de celebración de la Copa: no se puede jugar en junio y julio por los 45 grados de temperatura de esos meses.

Pasarla para noviembre y diciembre hará que las poderosas ligas europeas peguen el grito en el cielo.

Catar hace mucho ruido, pero está a siete años de distancia. Aunque el tiempo vuela, aún queda camino...

La bulla no deja poner atención a los problemas de Rusia, un Mundial que está a poco más de tres años; de hecho, el proceso eliminatorio se inició la semana pasada.

“Dios perdona; pero el tiempo, no”, reza la letra de una balada en español.

La sede de la primera Copa del Mundo en Europa Oriental tiene problemas que semejan una bomba de tiempo; pero las autoridades rusas y de la FIFA ven para otro lado, cuando no los ignoran de una sola vez.

Corrupción; racismo; el conflicto en desarrollo con Ucrania y las sanciones de Estados Unidos debido a ello; la caída del rublo y problemas con estadios son algunos de los puntos de esa agenda de temas sin atender.

Desaparecidas

Aquella doble decisión del 2018 y 2022 dejó incredulidad y dudas acerca de cómo los electores escogieron.

Nuevas fronteras para el fútbol, como sucedió con Sudáfrica 2010, fue el hilo conductor de la justificación de la FIFA.

Sin embargo, ante las abiertas acusaciones de corrupción en ambas elecciones y en un afán de acallar las airadas críticas, el organismo encargó una investigación independiente.

Michael García, un exfiscal de Nueva York, dirigió las pesquisas durante dos años.

De acuerdo con un informe de The New York Times, las autoridades rusas no abrieron todas sus cuentas; es más, destruyeron las computadoras, pues alegaron que eran alquiladas y que destruirlas es una práctica común en ese país.

García renunció en febrero pasado, luego de que su informe de 400 páginas –enviado desde setiembre del 2014– se quedara dando vueltas por los pasillos de la FIFA.

Joseph Blatter –quien aspira a dirigir el ente por un quinto período– lamentó y dijo no entender la renuncia..., aunque, como apuntó As de España, pareció aliviado más que contrariado.

Los jerarcas del ente todavía no deciden si publicarán, censurado, el informe de García acerca de los posibles hallazgos de amaños en las dos elecciones.

Queda claro que el informe con Blatter –quien lo tildó de “erróneo”– no verá la luz de manera íntegra.

La plata

Un refrán enseña: “No se puede hacer chocolate sin cacao”. Para hacer un Mundial se necesita mucho dinero.

Brasil invirtió unos $14.000 millones en su Copa y Rusia proyecta unos $18.160 millones; pero...

Hoy son $8.970 millones, ya que el rublo se devaluó en un 50% –su futuro sigue en duda– , con el consiguiente boquete en los presupuestos.

“En términos de cuánto dinero tenemos, como todos los departamentos, nuestros programas van a afrontar un recorte del 10 por ciento”, sostuvo el ministro de Deportes, Vitaly Mutko, a principios de este año.

Con ese golpe financiero, la cantidad de estadios para la Copa quedó en entredicho.

Sin embargo, Mutko asegura que no se reducirá el número de sedes: 12 en 11 ciudades.

La solución, apuntó, es que dos de ellos sean más pequeños (aforos de 35.000 almas en lugar de 45.000).

“FIFA no nos da más flexibilidad que esa”, aseveró el ministro.

Mutko agregó que el recorte sí afectará aspectos como bonos, subsidios para el Comité Organizador, preparativos para la ceremonia del sorteo y otros gastos.

Sabe que este 2015 será complicado, como le pasa a cualquier persona a la que la la plata no le alcanza.

También sabe que “pasar el sombrero” es una alternativa para obtener fondos.

“Existe cierto déficit. El año va a ser tenso. Intentaremos lograr algunas donaciones”, agregó el funcionario.

Asunto ucraniano

“El bajo precio del petróleo está creando un enorme agujero en las arcas del estado ruso, un país rico en materias primas, y debido a las sanciones de Occidente por la crisis de Ucrania, los bancos no reciben dinero”, son los motivos enumerados por El Comercio de Perú para explicar la caída del rublo.

La crisis con Ucrania es un asunto con aspecto de “bomba de relojería” en el aire mundialista ruso.

Hace un año, Rusia se anexó la península de Crimea, que pertenecía a Ucrania desde 1954.

A mediados de febrero anterior, el secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, advirtió de que las sanciones económicas contra Rusia podían ser “endurecidas”, por las violaciones rusas, según dijo, a la tregua acordada con los ucranianos, el 14 de febrero.

Desde el día uno, ese alto al conflicto bélico tiene la fragilidad de una candela en el viento: las acusaciones de irrespeto a ese acuerdo de cese de las hostilidades vienen de todo lado.

Se calcula que al menos 12.000 tropas rusas se están en las zonas ucranianas de Donetsk y Luhansk.

Este jueves 19 de marzo, el nuevo presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, le añadió un ingrediente al volátil coctel: llamó a la Unión Europea a boicotear el Mundial Rusia 2018.

“Mientras haya tropas rusas en Ucrania, un Campeonato del Mundo en ese país es impensable”, sostuvo el mandatario ucraniano en el diario alemán Bild.

Poroshenko es cercano a la Unión Europea.

“Esto no es un problema político. Es un problema militar. La prueba de que esta guerra afecta al fútbol es que nuestro representante en la Champions , el Shakhtar Donetsk, debió jugar a 1.200 kilómetros de distancia de su estadio mientras jugó en la competición. Es tremendamente duro, injusto y doloroso”, añadió el mandatario.

Vyacheslav Koloskov –próximo al presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, y exvicepresidente de la FIFA– restó importancia al llamado de Poroshenko.

“Los rumores de boicot no asustan a Rusia. También dijeron que los Juegos de Invierno no iban a celebrarse en Sochi y fueron un éxito. Eso mismo pasará con Rusia 2018”, declaró en As.

Existe, pero...

Las autoridades rusas también le restan importancia a un tema que cada vez más el mundo del fútbol tolera menos: el racismo.

Aseguran que trabajan para erradicar esa peste; sin embargo...

Un informe reciente de Fútbol Contra el Racismo en Europa (Fare, por sus siglas en inglés), señaló más de 200 casos de conducta racista en el fútbol ruso durante las dos últimas temporadas, reseñó un artículo de BBC.

El caso más reciente lo sufrió, la semana pasada, Hulk, seleccionado y mundialista brasileño y delantero del Zenit de San Petersburgo, tras empatar el juego ante el Torpedo de Moscú.

Los gritos de mono lanzados por los aficionados del cuadro moscovita contra el brasileño provocaron el castigo de la Unión Rusa de Fútbol: dos partidos a puerta cerrada.

Es la tercera vez que el Torpedo sufre una pena debido al comportamiento de sus seguidores.

“Los insultos racistas a Hulk darán la vuelta al mundo, y esta es la imagen de la Liga Premier rusa”, se lamentó Andre Villas-Boas, director técnico del Zenit.

Hulk es el primer jugador negro en el Zenit, equipo con el que fichó en el 2012.

Sep Blatter le pidió directamente a Putin que reforzara la lucha contra el racismo.

Apenas en el 2013, ese flagelo se volvió ilegal en los estadios, con una ley que regula el comportamiento de los aficionados.

Las penas pueden llegar a partidos de castigo, duras multas y 15 días de arresto

“Algunas veces los aficionados cantan cosas racistas, pero nosotros tomamos medidas. Hay castigos. No creo que estemos parados frente al tema.

”Hay muchos jugadores negros aquí y no veo el problema”, le insistió el ministro Mutko a la BBC.

La FIFA desea cero tolerancia ante esa lacra.

“El racismo existe en el fútbol ruso. No creo que vaya a ser erradicado en por lo menos una década”, reflexionó Jan, aficionado del CSKA, en la BBC... El problema es lo cerca que está el Mundial.