Nuevas ‘vedettes’ en la pasarela futbolística

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Algo curioso está sucediendo con la cobertura mediática de nuestro fútbol. Es al mismo tiempo divertido, aberrante y revelador de la sed patológica de celebridad que la gente experimenta hoy en día. Como decía Andy Warhol, el momento llegará en que toda persona viva sus diez minutos de fama.

Otrora se solía ir al estadio para ver a las grandes estrellas del fútbol. ¿Anotarían ese día? ¿Qué nuevas fintas y fulgurantes gambetas exhibirían? They runned de show. Ellos eran los dueños del espectáculo, y el objetivo de los lentes de todas las cámaras.

Durante los años setenta se produce un cambio de paradigma. Los directores técnicos se convierten en las prima donnas del fútbol, las vedettes, los personajes de pasarela y héroes de la farándula. Comenzó con Menotti en Argentina 1978. Su largos gabanes negros, su pelo hirsuto de poeta maldito, su cigarro de filósofo existencialista, su longilínea y enigmática figura… Las cámaras empezaron a escrutar los rostros de los técnicos tanto como las jugadas de los futbolistas. La expresión del técnico era como un mapa en el que siempre podíamos leer cómo iba el partido. Cual en las películas del gran Ingmar Bergman, los close-ups, los primeros planos de los técnicos monopolizaron la cinematografía del fútbol.

Pero el paradigma ha vuelto a cambiar, y para mal. Ya no son personalidades eminentes como Menotti, Bearzot, Guardiola, Beckenbauer, Zagallo o Zidane las que reinan en la gran pasarela futbolística. Las nuevas vedettes de almanaque, las ticas lindas de nuestro fútbol, las prima donnas en la vitrina de la media, son ahora los gerentes deportivos. Sus pleitos, sus comadreos, sus gollerías. Estamos ya en el fondo de la cadena trófica y alimentaria: los pececillos que no se comen a nadie y a los que se los come todo el mundo. Los elementos menos pensantes, divertidos, interesantes y cultos del fútbol. Aburrido, tedioso, estéril. Un bostezo como el Maracaná.