Jorge Luis Pinto es un amante la perfección táctica en sus equipos, el orden defensivo, y un fútbol elaborado y efectivo en ataque, pero para lograrlo con Honduras necesitará trabajar horas extras.
Pinto vivió un amargo debut ayer con los hondureños ante Venezuela, pero no precisamente por la derrota 2 a 3, sino por el desempeño de su plantel.
La zona baja fue uno de los puntos más débiles, se observó descoordinada y poco efectiva y se vio mal en los goles de los venezolanos Richard Blanco, Rómulo Otero y Edder Farías.
Además, en ofensiva la H falló en la definición, pese a que lograron maquillar el resultado con dos anotaciones en táctica fija de Anthony Lozano al 80’ y Juan Pablo Montes al 90’, ya que al minuto 73 perdían 0 a 3.
El nuevo estratega de los catrachos tuvo su primer laboratorio con un plantel plagado de jugadores del campeonato local de Honduras, en el que recurrió a un 4-4-2 y dejó atrás la zaga conformada por cinco hombres, estilo que utilizó en la mayoría de juegos con la Selección tica.
“Pinto utilizó un 4-4-2 clásico en su primer juego. Hay que entender que tuvo muy pocas sesiones de trabajo y aunque la primera parte fue buena, intentó tocar la pelota y llegar por los costados, se dieron descoordinaciones en defensa”, indicó el técnico nacional Javier Delgado, quien presenció el partido en el estadio Olímpico Metropolitano.
Delgado fue claro al indicar que este apenas es el inicio de la era de Pinto, por lo que le espera mucho trabajo para llegar a perfeccionar lo que pretende.
“Pinto está en una etapa de análisis. Tiene mucho trabajo que hacer, pero ahora tiene un punto de comparación. Es un proceso normal y por eso necesita tiempo”, agregó el Sheriff.
La expectativa por el debut del colombiano al mando de Honduras provocó que el estadio luciera prácticamente lleno, pero la afición no salió del todo satisfecha y sobre el minuto 78 silbaron y cantaron el ole a sus jugadores.
La presión es total sobre un Pinto que tendrá que redoblar esfuerzos y trabajar horas extra para lograr acoplar lo más rápido posible la idea que pretende con los catrachos.