El premio al técnico más ofensivo del torneo es para...

Como no existe ningún premio para el técnico más ofensivo del torneo, el más irreverente y el que se atrevió a diseñar cosas distintas, decidí crear este ‘galardón’ en mi columna

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Comprendo que, en general, la mayoría de aficionados son resultadistas. Les importa poco si su equipo juega realmente bien o si se atreve a dejar la mezquindad de lado para ofrecer un buen espectáculo. Básicamente, importa levantar la Copa y nada más.

A la mayoría de entrenadores les sucede igual. Sofocados por una guillotina permanente que les impide respirar tranquilos, acaban por ceder sus ideales futbolísticos y apuestan por propuestas aburridas y pobres en el funcionamiento ofensivo.

Así que en cada campaña sucede prácticamente el mismo fenómeno. El técnico que salió campeón es bueno y el resto “son malos”. Y en pocas ocasiones se premia el fondo de un asunto que, a mi criterio, es tan relevante como ganar títulos: el espectáculo.

Al menos yo, pago la entrada al estadio para sentir emociones. Un equipo pobre en producción ofensiva, sin remates a portería y sin jugadas elaboradas es un club que “me sacó el dinero de la bolsa” (lo digo en sentido figurado, claro está).

Así que como no existe ningún premio para el técnico más ofensivo, el más irreverente y el que se atrevió a diseñar cosas distintas en su cerebro para tocar las fibras emocionales del aficionado, decidí crear este ‘galardón’ a través de mi columna.

Son tres los finalistas al técnico más ofensivo de este certamen: Andrés Carevic (Alajuelense), Mínor Díaz (Liberia) y Jeaustin Campos (Herediano).

Para elegir al ‘ganador’ evalué los goles anotados, pero también los recursos individuales que tenía cada técnico para hacerle frente al torneo, la propuesta de juego, los remates directos y desviados por enfrentamiento y la valentía fuera de su casa.

Y el ganador al técnico más ofensivo es: Mínor Díaz.

Liberia es el quinto equipo con más goles en la campaña con un total de 36, solo superado por los cuatro clubes clasificados, probablemente lo de mayor presupuesto.

Realizó 276 remates totales, con una propuesta agresiva, de tenencia de balón en muchos de sus juegos.

Por momentos, daba la impresión de que Liberia estaba dispuesto a dominar los partidos hasta fuera de su casa, con un fútbol hasta cierto punto arriesgado, pues lo más sencillo habría sido defender su marco y buscar los puntos a cualquier costa.

El equipo guanacasteco pagó muy caro la falta de eficiencia de sus atacantes, que se cansaron de fallar ocasiones claras de peligro.

Ciertamente, la Liga (Carevic) y Herediano (Campos) también dejaron ver propuestas muy interesantes de ataque durante el certamen. Sin embargo, le di más valor al juego de Mínor Díaz por la ‘materia prima’ a disposición.

Es decir, era el club recién ascendido a Primera, con múltiples jugadores que apenas si conocían la división de honor, y aún así el ‘DT’ se atrevió a proponer y a jugar de tú a tú.

En la tabla de posiciones finalizó de noveno, pero este reconocimiento no es para el campeón o para el equipo ‘más equilibrado’ o para el que alinea más jóvenes, pues lo único que quiero es reconocer al entrenador más ofensivo.

Felicidades, Mínor, por olvidar por un segundo la mezquindad y atreverse a dar espectáculo. Que no se nos olvide que los aficionados pagan su boleto justamente por eso, para sentir emociones.