Carmelita no fue el desahogo herediano

Florenses suman una semana con derrota, empate y sin el pago de los salarios

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Ante un estadio casi lleno, pues la afición acogió el llamado de un equipo que ahora debe “mendigar” el pago de sus salarios a un patrono moroso, Carmelita no quiso ser el desahogo del Herediano.

Tras caer derrotado el miércoles pasado ante Saprissa y explotar esa misma noche la bomba de un equipo que no tiene paga, ayer el Team urgía de una victoria para no perderle el pulso a las primeras posiciones y, de paso, ganar confianza.

Pero Carmelita, atrincherado en un sistema en el que prevalece el orden, logró contener el ímpetu local, que duró un tiempo, pues en el otro las fuerzas disminuyeron.

De entrada, era previsible que Herediano quisiera anotar rápido y así devolver a la feligresía el favor de pagar los salarios con la taquilla, en lo que se considera una astuta jugada de la administración.

Y aunque era el local el obligado a marcar, la primera opción de peligro fue por parte de los visitantes al minuto 17 del encuentro, cuando Adrián Marrero ingresó al área, sacó una marca y solo frente a Leonel Moreira remató suave.

Cinco minutos más tarde, los florenses dieron señales de vida cuando Elías Aguilar sirvió para Yendrick Ruiz, quien se dio vuelta en el área y remató a manos del portero. En la primera parte, el argentino Ismael Gómez, en compañía de Waylon Francis y Aguilar, fueron las bujías del trabajo florense.

Waylon corrió de forma incansable la banda izquierda, confirmando su sobrada capacidad física, mientras que Aguilar, pese a ser un “cachorro” en Primera, se dio el taco de encarar a la zaga.

El error que en esa primera mitad cometió el Herediano es que tales individualidades no denotan acople y eso es muy difícil de lograra si la planilla está en huelga.

Momento verdolaga. Tras una primera parte en la que resistió las arremetidas locales, para el complemento Carmelita se vio mejor posicionado en la cancha y ahora sí comenzó a tocar la pelota.

Con el oponente agotado por el desgaste de la primera parte y peor aún, la falta de entrenamiento, los hombres de Orlando de León se atrevieron a atravesar el área cuantas veces se les antojó.

Un Esteban Armijo excelso en pulmones y dribling , un Mario Camacho que incomoda dentro del área y un Miguel Marín cuya condición de tocador es alta, encerraron al Herediano, que no solo no tenía la pelota, sino que ya no contaba con fuerzas para contraatacar.

Al verse encerrado y sin ideas, Herediano apostó por el pelotazo, solicitado desde la misma grada.

Aunque eran más de 8.000 gargantas las que alentaron y pagaron el salario, Carmelita no fue el desahogo de una dificilísima semana.