Angustia herediana por la casaca raída de Marvin Obando

Guzmán le rompió la camiseta a Obando y este tuvo que salir del campo a buscar otra

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Alajuela. Al promediar el segundo tiempo, en plena lucha por la posesión de la pelota y por el control del juego, el manudo Juan Gabriel Guzmán le rompió la camiseta de Marvin Obando.

En aquellos momentos, el duelo alcanzaba los más altos registros del fervor y del vértigo. Guzmán marcaba a presión a Obando. Y, claro, en cuestión de un instante, la camiseta quedó hecha jirones.

Por reglamento, Obando tenía la obligación de cambiarse, además de que, sencillamente, le resultaba imposible continuar así.

Entonces, sucedió lo insólito. El mismo jugador fue quien tuvo que salir del terreno y correr hasta el vestuario para suplir su prenda.

¿Y los utileros? En realidad, no hay respuesta para justificar en qué estaban. Lo cierto es que Herediano tuvo que lidiar con un hombre menos por varios minutos.

“Son cosas que pasan”, comentó Marvin Obando. “Ni yo me había dado cuenta de que Juan Gabriel me había roto la camiseta.

“Tuve que salir disparado a buscar otra. Me pegué el tremendo carrerón en los minutos que, para mí, además de eternos, se hicieron realmente angustiosos.

“Nos estábamos jugando la vida por el sueño de nuestra afición, por la ilusión que tenemos todos los heredianos de acariciar un título.

“Por dicha en esos minutos en los que estuve fuera de la cancha no ocurrió nada malo contra nuestro equipo”, recordó el zaguero.

“Esa carrera me la pegué por adrenalina y por necio que soy. Gracias a Dios no pasó a más”, dijo.

“Eso no debe ocurrir”. Jafet Soto lamentó el incidente, no por el hecho fortuito de la camiseta raída, sino por la falta de previsión de la utilería del club rojiamarillo.

“Esos son aspectos en los que se debe mejorar. No es posible que nos pasen cosas así cuando estamos disputando el campeonato”, expresó el timonel del Herediano.

“Si no se encontró la camiseta en el momento preciso, eso lo tendrá que atender la gerencia del club, para que no vuelva a ocurrir”, reiteró, sin perder la compostura.

“Yo no puedo ser Soyla ”, dijo Jafet, en alusión a un dicho popular que dice: Soy la que barro, soy la que lavo, soy la de todo . Fue la manera que Soto encontró para dar a entender que cada sección del club debe ocuparse de lo que le corresponde.

Cuando Obando reapareció en escena, llevaba la camiseta número 2, y no la 17 que lucía.

Entonces, lo que los utileros hicieron fue tapar con masking tape el número 17 de la pantaloneta.

Así, el emblemático futbolista del Club Sport Herediano pudo continuar jugando, sin irrespetar la letra estricta del reglamento.