Letras de cambio

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Empezó el Mundial de Fútbol, empezó la fiesta. La cantidad de millones de dólares (euros, yenes, rands y hasta colones) que se mueven producto de este evento deportivo, lo convierten en un fenómeno económico de gran magnitud. Se calcula que la producción de Sudáfrica crecerá 0,5% adicional este año, gracias al Mundial.

Este evento es otra demostración de lo globalizado que se ha vuelto el mundo. Para el Mundial de México en 1986, se calcula que unos 13.000 millones de espectadores estuvieron pegados a la tele en todo el mundo. Para las próximas 4 semanas, ese número se estima que será el doble: 26.000 millones. El auge que ha tomado el fútbol en Europa en los últimos años, y la diversidad de jugadores de todo el mundo que juegan en sus torneos, hace que su fútbol sea un espectáculo muy apetecido. Según la revista The Economist , la mitad de los jugadores de países no europeos que participan en el Mundial juegan para equipos europeos. No todos en la primera división, pero, aun así, los mejores jugadores de los países en desarrollo buscan, casi siempre, jugar en ligas más competitivas que las de su propio país. En ellas no solo ganan más dinero, sino que también tienen la oportunidad de mejorar su nivel futbolístico. El mayor grado de competencia mejora la calidad de los jugadores y del juego, para beneficio de nosotros los espectadores.

Llama mucho la atención la transformación que ha sufrido España en los años recientes. Después de estar ubicada a “media tabla” a nivel mundial, en este torneo parte como favorita. Al menos eso dicen las casas de apuestas, y yo espero que acierten. Al igual que su economía, la liga española ha sufrido una transformación radical en los últimos 20 años. Luego de estar cerrada en el ostracismo, ha tenido un proceso de apertura impresionante. Cuando cambiaron las reglas para permitir que los clubes pudieran tener más de 3 jugadores extranjeros, mucha gente se opuso. Las suplicas proteccionistas no se hicieron esperar. El principal argumento en contra era que los jugadores extranjeros vendrían a quitarle el trabajo a los locales. Luego de varios años de apertura, los resultados afloran. España tiene 3 porteros de clase mundial y sus defensas han elevado significativamente su nivel, al tener que competir “tú a tú” con los mejores delanteros del mundo semana tras semana. La media cancha es de lujo (salida de la cantera del Barcelona FC) y sus delanteros son ahora dignos de exportación. España pasó del miedo a competir a ser respetados por todos. No se si ganarán la ansiada Copa, pero nos dejan una bonita lección. De ella podrían aprender mucho tanto los futbolistas y dirigentes de fútbol, como los empresarios y políticos de nuestro país.