Letras de cambio

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Se ha creado un ambiente de guerra de tipos de cambio a nivel mundial. Brasil anuncia que está comprando cerca de mil millones de dólares diarios para evitar que el real se siga fortaleciendo. De manera similar, Japón, Suiza y Colombia, entre otros, están tomando medidas para debilitar sus monedas. Ya se sabe que China, desde hace rato, tiene una política de mantener un tipo de cambio casi fijo frente al dólar, cuando en realidad se debería estar apreciando. El Banco Central de Costa Rica ha anunciando la compra de divisas para aumentar Reservas Internacionales. Como esta acción no ha tenido efecto sobre el tipo de cambio, ahora don Luis Liberman nos dice que el Gobierno está preocupado, y ocupado, en ver cómo revierte la tendencia de apreciación del colón.

¿Qué hay detrás de todo esto? Estados Unidos viene arrastrando un enorme déficit externo desde hace tiempo, producto de un exceso de demanda. Si se importa mucho más de lo que se exporta, de algún lado tienen que venir las divisas para cubrir el faltante. Durante lo peor de la crisis, los inversionistas cubrieron ese faltante, ya que sintieron que el lugar mas seguro para tener su dinero era Estados Unidos. Pero, ahora que el susto ha pasado, los inversionistas buscan donde obtener mejores rendimientos. Como en la mayoría de los países desarrollados las tasas de interés están muy bajas, el dinero se mueve hacia los emergentes. Eso significa que el dólar se debilita y las otras monedas se aprecian. La devaluación del dólar ayuda a resolver el problema de Estados Unidos: las exportaciones se vuelvan más atractivas y las importaciones más caras, ayudando a reactivar su economía. Pero, si otros países toman medidas para devaluar sus monedas contra el dólar, la corrección no se da y la reactivación mundial se atrasa.

El otro aspecto a considerar es quién paga por la intervención para devaluar el tipo de cambio. Al comprar divisas, los bancos centrales emiten dinero adicional. En el corto plazo parece haber poca presión para que esto se traduzca en más inflación, dada la baja actividad económica. Pero en el mediano plazo sí habría mayor inflación, siendo los más pobres los que paguen por la vía del aumento del costo de vida. Si se quiere evitar este efecto, los bancos centrales podrían aumentar las tasas de interés para recoger el dinero emitido, por lo que serían deudores los que paguen.

En algunos países, quien asume el costo es el Gobierno. O sea, se financia por medio de impuestos a través del presupuesto nacional. Esta es una manera más transparente de dejar claro cuánto cuesta y quién paga el costo de llevar el tipo de cambio a un nivel determinado. Cómo lo hará el Gobierno tico, si es que decide intervenir más fuerte, está por verse.