Letras de cambio

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El Consejo de Competitividad, creado por el Gobierno para mejorar el clima de negocios del país, hizo una presentación la semana pasada sobre los avances que ha habido con respecto a, precisamente, la competitividad. De previo, la convocatoria me parecía interesante, por ser un intento de parte del Gobierno de rendir cuentas en este tema. El discurso del vicepresidente Luis Liberman fue motivador, ya que planteó unos puntos muy sugestivos para sentar las bases del trabajo por hacer.

Don Luis mostró evidencia numérica de que el crecimiento de la producción de los últimos años ha sido, sobre todo, gracias a que se ha invertido más y a que hay más trabajadores disponibles. En contraste, la productividad no ha contribuido tanto. Aunque, curiosamente, la productividad del sector agropecuario si ha aumentado significativamente, y es, más bien, la productividad del sector servicios la que se ha quedado estancada. Una explicación razonable es que nuestros agricultores han tenido que enfrentar cada vez más competencia externa, lo que los ha obligado a buscar eficiencias por todo lado, mientras que los del sector servicios han estado muy cómodos, sin que la competencia extranjera se les meta en su patio. Esto se puede ejemplificar con unos datos que recogí en otra conferencia a la que asistí esta semana, donde se decía que los costos de transporte de mercancías, tanto internos como de exportación, tienden a ser unas 10 veces más altos en nuestro país que en países asiáticos. Esto liga con otro dato interesante que dio don Luis Liberman: la velocidad promedio de un camión de carga que viaja desde San José hasta Ciudad de Guatemala es de 16 kilómetros por hora. Obviamente, demasiado lento. El atraso se da por la gran cantidad de trámites burocráticos en nuestro lado de la frontera.

Conforme avanzó la presentación de los Ministros y Presidentes Ejecutivos del Consejo de Competividad mi entusiasmo inicial se fue esfumando. La reunión pasó de ser un ejercicio de rendición de cuentas a un recuento de tareas pendientes. La impresión que me quedó es que el Gobierno tenía poco que decir sobre lo que ha logrado hasta el momento. Pero, además, mientras no se tengan objetivos claros con metas medibles, corremos el peligro de caer en lo mismo de siempre: hablar mucho de lo que hay que hacer, pero actuar poco sobre las soluciones prácticas. De los datos mencionados arriba podrían haber salido al menos un par de metas claras y medibles. Por ejemplo: aumentar la velocidad de transporte de carga de San José a Guatemala en un 10% y disminuir los costos de carga en la misma proporción, antes del 2014. Y ahora sí, a actuar disminuyendo trámites y eliminando las barreras a la competencia que existen en el sector transportes.