Luis Fernando Arias Acuña, exdirector del Consejo Universitario de la UCR, en su artículo “¿La mejor universidad pública?”, quitó mérito a la posición que ocupa la Universidad de Costa Rica en los ránquines como la mejor en Centroamérica, la sexta en América Latina y en los listados de las mejores del mundo.
Las mediciones de QS Ranking y Times Higher Education tienen objetivos puntuales y utilizan metodologías que les permiten medir muchas universidades con criterios comunes. Ciertamente, buscan homogeneizar las universidades, cuando la variedad y diferencia son también relevantes, pero la aparición en estas listas habla de una inversión en educación que da resultado, no puede a todas luces ser señal de otro síntoma. Malo sería no aparecer.
Los Estudios Generales son clave en una formación humanista, dan herramientas para el desarrollo del pensamiento lógico y capacidad de análisis asociada a la expresión y la argumentación oral para la articulación de trabajos escritos fundamentados, el trabajo en equipo, el planteamiento de preguntas y la resolución de problemas.
Son denominadas “habilidades blandas”, ampliamente demandadas en el contexto económico contemporáneo y características fundamentales del profesional graduado en la UCR.
Aunque existan diferentes opiniones sobre el peso curricular que tiene el bloque común de humanidades en las distintas carreras, el valor de esta formación tan deseada en ambientes profesionales es reconocido por los empleadores a través de las consultas que se realizan como parte de los procesos de acreditación de nuestras carreras.
Es una formación que cruza de forma transversal la experiencia formativa en la UCR, una universidad humanista que integra las unidades académicas por medio del sistema de educación general, articulado por la Escuela de Estudios Generales y los Seminarios de Realidad Nacional,que a su vez se entrelazan con el trabajo comunal universitario.
Si Costa Rica destaca en el concierto de las naciones, pese a su acotado territorio y sus seis millones de habitantes, es gracias a las oportunidades que ofrece, la calidad del recurso humano, la investigación, la transferencia de esta a la sociedad y la innovación. Sin la universidad pública la inversión en este rubro estaría prácticamente desaparecida.
Contrario a lo que plantea el autor, la investigación en la UCR sigue líneas que son respuesta a las necesidades manifiestas por los sectores socioproductivos y los problemas mundiales, respeta principios fundamentales como la dignidad de las personas, la excelencia (validación de pares) y el diálogo académico. Ciertamente, la investigación no es resorte exclusivo del deseo de quien investiga, aunque debe imperar la curiosidad científica que no es otra cosa que la búsqueda de conocimiento en un ambiente de libertad.
Las necesidades de la sociedad se recogen de la interacción de la comunidad universitaria con su entorno y esta se conjuga de forma sistemática y planificada en la docencia, la investigación y la acción social, plasmadas en el Plan Estratégico Institucional (2021-2025). Esta ruta dio origen al desarrollo de más de 1.747 proyectos de investigación interdisciplinarios, directrices estratégicas, proyectos que favorezcan la acción inter-, multi- y transdisciplinaria en las actividades sustantivas, entre unidades académicas, centros, institutos y sedes, lo que permite ampliar las buenas prácticas investigativas a todas las regiones.
Las universidades públicas poseen mayor visión a largo plazo que muchas otras instancias. En lo particular, la planificación en la UCR es un proceso constante y complejo que se ha transformado y evolucionado dinámicamente de forma muy evidente a partir del 2008 por medio de la formulación de planes estratégicos institucionales, entre ellos, para el quinquenio 2021-2025. La planificación universitaria incorpora el modelo de gestión para resultados y la medición del valor público generado.
El modelo hace énfasis en las sedes regionales para aportar al desarrollo social y económico de las zonas. El plan 2021-2025 prioriza una oferta de carreras de grado y posgrado con criterio de pertinencia regional que atienda necesidades del desarrollo territorial y regional.
Los salarios altos son del pasado, las reformas se dieron, quienes los tenían se pensionaron o se están pensionando, y fueron resultado de gestiones con desmedidas consecuencias, errores que ya no tienen forma de repetirse.
Costa Rica apostó por la educación y su apuesta se deterioró de forma sensible, pero en lo que respecta a educación superior pública la inversión constante, garantizada por la Constitución Política, resguarda la excelencia.
En la UCR las carreras se someten a procesos rigurosos de autoevaluación con diversas agencias acreditadoras (Sinaes y Comaem, entre otras). Uno de los aspectos comunes sobre los cuales ponen acento los modelos de autoevaluación es la relación de la carrera con el contexto. En cuanto al proceso educativo, de las 176 carreras en el 2022, 64 cuentan con un reconocimiento (acreditación, reacreditación o certificación) y 28 están en proceso (de evaluabilidad o de autoevaluación).
Y solo en ese año se realizaron 21 estudios de pertinencia académica para la desconcentración, descentralización o creación de carreras en las sedes regionales y se iniciaron 88 procesos de asesoría curricular, mecanismo que dinamiza las carreras de forma constante y en cada semestre se ven los cambios que responden a las necesidades del contexto, la profesión, el estudiantado y otras derivadas de la organización interna de la unidad académica.
Es cierto que hay tareas pendientes, y por ello va la institución. La UCR es una universidad sólida, pero también en construcción porque la sociedad a la que sirve está en constante cambio.
La autora es directora de la Oficina de Divulgación e Información de la Universidad de Costa Rica.