El Diccionario de la lengua española, elaborado por la Real Academia Española, define investigar como “el acto de hacer diligencias para descubrir una cosa”. En el campo de las ciencias médicas, los proyectos de investigación siguen un esquema de trabajo bien establecido, mediante el cual todo proyecto se inicia en los laboratorios de investigación y si los resultados son favorables, en lo que se refiere a seguridad y eficacia, continua la segunda etapa en seres humanos.
En términos generales, todo proyecto de investigación debe ser inicialmente analizado y aprobado por un comité ético-científico; se debe contar con un consentimiento informado y respetar los lineamientos establecidos internacionalmente, cuyo fin es la protección de los participantes.
Costa Rica fue pionera en el campo de la investigación biomédica. Durante varios años, grupos de investigación participaron en proyectos multinacionales.
Los resultados se publicaron en revistas médicas de primer orden, eran auditados por autoridades nacionales e internacionales y presentados a agencias, como la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos, para su análisis. Sin embargo, esto cambió y la participación nacional en estudios biomédicos se ha ido reduciendo de forma tal que Costa Rica pasó a ser un simple espectador del avance científico.
Caída de la investigación biomédica
¿Por qué de estar a la vanguardia en investigaciones biomédicas ahora es un prácticamente ignorado, colocado incluso en los últimos lugares? ¿Por qué a pacientes costarricenses se les limita el acceso a medicamentos o productos biológicos novedosos, los cuales únicamente se consiguen mediante la participación en proyectos de investigación?
La respuesta a estas preguntas es multifactorial e incluye múltiples actores que en el año en que se prohibió la investigación biomédica estaban en puestos de poder, inclusive en la Asamblea Legislativa. A estos se sumaron personas que por desconocimiento, ignorancia o intereses de otra índole no aprobaron las leyes y reglamentos necesarios para que Costa Rica volviera a estar en la autopista del conocimiento.
Desafortunadamente, siempre hay gente presta a creer cualquier tontería. El truco para engañar es incorporar algunas verdades, mezclarlas con numerosas falsedades, concatenarlas con creativas especulaciones, condimentarlas con impactantes advertencias e hilvanar todo el paquete para que se vea convincente.
Fue así como la aprobación de la ley que regula las investigaciones biomédicas fue retrasada por varios años. A lo largo de ese tiempo, falsamente se decía que los estudios clínicos se llevaban a cabo solo en Costa Rica (cuando la verdad es que eran multinacionales) o falsamente se decía que los participantes no sabían que estaban incorporados en un estudio de investigación, que no había consentimiento informado o que los resultados de los estudios clínicos nunca se publicaban.
Todo lo anterior era totalmente falso. Decía Aristóteles que “el castigo del embustero es no ser creído aun cuando diga la verdad”. Para la comunidad científica nacional, las personas que sistemáticamente se dedicaron a bloquear o retrasar la ley de investigación biomédica o que continúan demorando reglamentos perdieron toda credibilidad.
Retomar el camino del avance científico
Dichosamente, todavía hay quienes trabajan para que la verdad prevalezca y así las compañías o centros de investigación vuelvan a tomar en cuenta a Costa Rica como un centro de investigación de alta calidad y confiable.
No es tarea sencilla. La investigación es una actividad compleja y muy seria, que requiere garantías de los investigadores que certifiquen que los estudios se llevarán a cabo apegados a los lineamientos nacionales e internacionales. El daño que los detractores del avance científico hicieron fue muy grande, pero confío en que sea revertido a la mayor brevedad posible.
“Podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos”, dijo Abraham Lincoln.
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El autor es pediatra infectólogo.