Javier Sancho: diplomático de los marginados

La democracia en Nicaragua fue la batalla personal de Javier Sancho cuando se pensionó

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Con gran pena, recibí la partida de Javier Sancho, diplomático que manejó muchas crisis, pero lo recuerdo, sobre todo, entregado a la atención de las personas que necesitaban una mano de la diplomacia solidaria.

Un día, un costarricense preso en México, más adelante, un problema fronterizo en Panamá, unos marineros perdidos en Ecuador, traer a Costa Rica náufragos desde México o los cadáveres de quienes zozobraron en el Atlántico de Nicaragua.

También, visitaba cárceles, donde lo requerían ciudadanos en dificultades, y hospitales, donde permanecían costarricenses en peligro de muerte.

Donde había sufrimiento, Javier Sancho llevaba esperanza. Así lo vieron los centenares de asilados en la Embajada de Perú en La Habana, que fueron trasladados a Costa Rica y luego a su país en Suramérica.

Si había problemas de seguridad en nuestra Embajada en El Salvador o un secuestro, la diplomacia lo llevó a colaborar con varios ministerios. Con Javier Sancho enfrentamos problemas complicados: bombardeos, o aviones o barcos extraños en la frontera, pesca ilegal en nuestros mares.

Javier Sancho estuvo en los grandes debates en la Organización de los Estados Americanos (OEA) y en la Comunidad del Caribe (Caricom), y fue figura clave en nuestras relaciones con Corea, Brasil y Nicaragua, país en el que fue embajador.

Era un insistente luchador por la democracia, independientemente de cuál continente se tratara. La democracia en Nicaragua fue su batalla personal cuando se pensionó.

El luto de la diplomacia costarricense se ha propagado por los cinco continente, hasta allá llegó la impronta y generoso y constante servicio a Costa Rica, prestado por Javier Sancho.

Desde allá hasta las cinco esquinas de la Cancillería, siempre estuvo presente, y nosotros quedamos agradecidos por sus esfuerzos de paz y entendimiento.

jjch98@yahoo.com

El autor es diplomático.