Homenaje a las enfermeras

Las enfermeras son mujeres desconocidas, olvidadas y sometidas por la historia

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Las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl fueron las primeras enfermeras en el país. Ellas asumieron la administración completa del Hospital San Juan de Dios. Por eso, este año las enfermeras celebramos el 150.° aniversario del inicio de nuestra disciplina en Costa Rica.

La historia comienza así: después de varios intentos, el Hospital San Juan de Dios volvió a abrir sus puertas en 1864 con un total de ocho camas. Concebir el hospital como un centro de curación era una idea relativamente nueva. El historiador Carlos Eduardo Pacheco explica que el hospital era utilizado “como una especie de albergue para los menesterosos que, independientemente de las enfermedades que padecían, acudían en busca de techo y comida”.

La Junta de Caridad, hoy Junta de Protección Social, se encargaba de la gestión del San Juan de Dios. Preocupada por el orden y el buen servicio del hospital, hizo gestiones para encargar a las hermanas de la Caridad la administración del nosocomio.

Luego de las negociaciones con el presbítero de las Hermanas de la Caridad y el poder político, y tras la realización de una recolecta económica, las misioneras llegaron a Costa Rica el 1.° de enero de 1873.

En un artículo publicado el 25 de diciembre de 1870 en el periódico Comercio de Costa Rica, se describe un pasaje épico de las hermanas en la batalla de Reichshoffen, en Francia.

Cuando las tropas se batían en retirada, una de ellas se detuvo a auxiliar a un soldado herido. El texto describe a la enfermera como una mujer “sin nombre, heroína sin poeta, santa sin leyenda”, que vivía “desconocida”.

Mujeres sin nombre y santas sin leyenda que viven desconocidas, olvidadas y sometidas por la historia, que, como en el caso del Hospital San Juan de Dios, tan solo recuerda y es capaz de nombrar a los hombres.

De este modo, no es de extrañar que la plaza de los próceres construida para conmemorar el 150.° aniversario del Hospital San Juan de Dios fue exclusivamente creada con monumentos de hombres, como si las enfermeras y las mujeres no hubiéramos tenido importancia en los ya más de siglo y medio de historia del hospital.

No es de extrañar tampoco que no aparezca ninguna mujer en la galería de beneméritos que, en los pasillos del San Juan de Dios, honra la aportación de 15 hombres al hospital. Sin embargo, si atendemos la evidencia histórica, no es posible explicar la consolidación y el crecimiento del Hospital San Juan de Dios sin el trabajo de las enfermeras.

A su llegada al Hospital San Juan de Dios, como manifestación simbólica del poder que un día tuvieron, las hermanas de la Caridad tenían todas las llaves del establecimiento. Como enfermeras, a su cargo estaban los cuidados de las personas ingresadas, la lavandería, la ropería, la cocina, la farmacia y la economía del régimen interior del establecimiento.

De entre todas las enfermeras que trabajaron para levantar el sistema nacional de salud, y en particular el Hospital San Juan de Dios, destaca sor Eugenia, conocida en el mundo como María Candelaria García Hernández, pues, como señaló Alberto Echandi Montero, a la iniciativa de ella se debía “el establecimiento de una panadería propia, una fábrica de jabón, la matanza de reses y la cría y aprovechamiento de cerdos por cuenta de la Junta, la siembra de legumbres y cereales y otras actividades” que implicaron cuantiosas economías.

Echandi la describe como una mujer de energía prodigiosa, inteligencia notable y de insuperable dedicación a las tareas.

Pensar en la salud y las instituciones sanitarias facilita la comprensión de las realidades que vivimos hoy para proyectarnos hacia un futuro mejor. No se trata de regocijarnos de un pasado lejano a fin de mitificar y glorificar nuestra disciplina, sino de reconocer el aporte de las mujeres, la enfermería y, en particular, el trabajo llevado a cabo por las hermanas de la Caridad en favor de la atención integral de las personas.

La autora es presidenta del Colegio de Enfermeras de Costa Rica.