En Guardia

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¿Murió la nueva refinería de Recope en Limón? Alguien podría decir que sí, que entre Ottón Solís, Ignacio Santos y la Contraloría la mataron antes de nacer. Pero yo no estoy seguro. Hay muertos que no se mueren así no más (aunque los maten).

Ottón la hirió al rasgar el conflicto de intereses entre compañías relacionadas cuando un alto funcionario juraba lo contrario; Ignacio Santos, arqueando sus peludas cejas, la sentenció de gravedad: hasta llegar a las últimas consecuencias; y la Contraloría le dio el (supuesto) tiro de gracia al rechazar un estudio ambiental muy cachichurris solicitado bajo el esquema de simple ampliación de latas cuando, en realidad, era un animal distinto. Pero nadie ha emitido un certificado de defunción.

Yo creo en la reencarnación (política). Revivir un estudio ambiental es técnica y jurídicamente posible. Es cuestión de hacer uno nuevo, y ya. Los ecologistas se opondrán (por definición), pero no es un imposible, como la minería a cielo abierto. Refinar no ha sido proscrito (todavía) en el país. Lo prohibido es importar combustibles para permitir a Recope monopolizar el negocio completo: importar, refinar, distribuir, vender y atornillar. Aquí no hay nada sepultado ni lapidado. Aunque el Gobierno esté (políticamente) jodido, los intereses tras el suculento negocio sobrevivirán.

Cuando a un funcionario lo presionaron para explicar la rentabilidad de la Refinería arqueó sus (menos peludas) cejas y soslayó la respuesta. Refinar aporta un menor valor relativo, pues el costo del crudo y los impuestos se lleva la mejor parte. Para garantizar la alta rentabilidad exigida contractualmente (16% anual), tendría que pasar una de tres cosas: 1) descubrir petróleo (ni siquiera nos dejan explorar); ser diabólicamente más eficientes que las demás refinerías del mundo (dudoso); o 3) atornillar al consumidor. Tristemente, ante un monopolio no hay más opción que someterse al precio oficial. El cuento de que Aresep nos protege es eso: un cuento. Todos los costos son legalmente parte del precio sin exigir estándares de eficiencia internacional.

El próximo gobierno (no me pregunten cuál) tratará de revivir la Refinería pasadas las elecciones. Recope dirá: no estaba muerta (andaba de parranda). Pero, tranquilos, yo les voy a dar una solución eficaz para exterminarla. Un ajustamiento express , a lo tico y baratico: permitir la libre importación de combustibles. Los consumidores recibiríamos mejor calidad y no tendríamos que endeudarnos hasta las orejas ni caer en la tentación de odiosos sobornos. ¿Me apoyan? Espero que sí. Si no, me suicido (en sentido figurado, claro). O me dejo crecer las cejas.