Alto a la insensatez

No puedo ni tolerar, ni callar, ni tener paciencia con malandrines que se creen con derecho a arremeter contra un centro de salud para satisfacer su extraviado concepto de la realidad

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El país ha visto todo tipo de manifestaciones a lo largo de su historia, la mayoría de ellas pacíficas. Algunas manifestaciones violentas han sucedido particularmente fuera de la Asamblea Legislativa.

Hemos sufrido bloqueos de carreteras o movimientos reprochables porque paralizan injustificadamente la atención de pacientes en hospitales, pero en cuanto a manifestaciones, creíamos haberlo visto todo, al menos hasta ayer.

No recuerdo haber sido testigo de la marcha de una turba enardecida por la insensatez, que haya actuado en forma violenta contra un hospital, poniendo en riesgo al personal y a los pacientes. Mucho menos, que miembros del Parlamento fueran cómplices de alcahuetear a ese grupo que ha perdido la razón y el sentido común.

Respiro hondo y trato, con paciencia franciscana, de respetar y tolerar a quienes no creen en las vacunas, porque este es un país democrático y esas personas tienen derecho a su opinión, por erradas que estén.

Pero no puedo ni tolerar, ni callar, ni tener paciencia con malandrines que se creen con derecho a irrumpir en un centro de salud para satisfacer su extraviado concepto de la realidad.

Costa Rica es un pueblo de gente razonable y, más importante aún, es un pueblo decente. Por eso, las acciones de ese grupúsculo violento son recibidas con el más absoluto desprecio por la mayoría de los costarricenses.

A los miembros del Congreso, que con sus actos y presencia contribuyen a justificar a esa turba, les pido que detengan la insensatez. Hay puertas que se abren y no se puede esperar un resultado distinto al que vimos ayer.

Aquí, todos tenemos una responsabilidad con la nación, la de hablar con la verdad y anteponer los intereses del país al beneficio electoral. Hay líneas que no se cruzan. Ya es hora de que prevalezca el sentido común.

A los funcionarios del hospital de Heredia y a sus pacientes, gracias por resistir con valentía. Sepan que estamos con ustedes.

La autora es presidenta de la Asamblea Legislativa.

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