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El nuevo ministro de Comunicación y Enlace Institucional, Francisco Chacón, hizo honor, sin tardanza, a sus obligaciones: comunicar lo comunicable, esto es, aquellos hechos que pueden importar al país. El Gobierno tiene el derecho y el deber de informar, de comunicar, de aclarar, de defenderse, no con ánimo propagandístico y, menos, deformador, sino en busca siempre del diálogo, del interés público, de la transparencia, de la veracidad, plataformas todas del pensamiento crítico.

La presidenta de la República, por otra parte, le ha pedido al nuevo ministro de Comunicación “mejorar en todo lo que se pueda el acceso a la prensa”, en su doble vía: del Gobierno a la prensa y de la prensa al Gobierno. Imagino que el ruego presidencial entraña el reconocimiento de una falla: la deficiencia –¿inexistencia?– del Ministerio de Comunicación hasta anteayer, lo que ha causado el traslado de su anterior titular al Ministerio de Planificación y la designación de un nuevo ministro en su lugar, que comienza con un retraso de casi dos años.

No es fácil la tarea, pues a la Comunicación se agrega el Enlace Institucional, otrora a cargo del ministro de la Presidencia, lo que supone amplia preparación en materia institucional, capacidad de coordinación, asidua y objetiva información y otras cualidades orientadas a fortalecer el control y la rendición de cuentas, que, si se descuidan, cunde la desorientación, que se trueca en caos cuando un ministro funciona con agenda política propia o se encuentra atado a lealtades anteriores'

No queda claro, en esta modificación del tablero político, el papel del nuevo ministro de Planificación, Roberto Gallardo, encargado, como él declara, “de recuperar desde Mideplan el apoyo del sector municipal distanciado del Gobierno”, pero, a la vez, como lo expresó la propia Presidenta, “impulsar el diálogo social para avanzar en políticas de salud pública y empleo público, y la reforma administrativa del Estado”. Menuda tarea para un ministro que fracasó como comunicador y que, además, fue uno de los gestores del desastroso proyecto de transferencia de competencias al sector municipal, “distanciado del Gobierno” posiblemente por este entuerto.

¡Ah, y, si mal no recuerdo, Gallardo dijo que le daría realce a la cooperación internacional en su gestión! Y, como Mideplan deberá pronunciarse sobre el proyecto referente al Centro de Convenciones, objetado por la Autoridad Presupuestaria, aunque cercano al corazón del ministro de la Presidencia, ni con el carro blindado del ministro Juan Marín, el de la Descentralización, podrá dar cima a tantas tareas acumuladas'