Retos del 2017

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El 2016 terminó, en términos económicos, un poco mejor de lo que muchos pensaban. Factores externos ayudaron a mejorar el ingreso disponible de los costarricenses y a quitarle presión al financiamiento de los déficits gemelos que sufre el país. Las acciones tomadas por el gobierno para reducir el faltante fiscal, además, ayudaron a aliviar la carga del financiamiento de la deuda. El 2017 presenta algunos nuevos desafíos para la economía, pero otros siguen siendo los mismos de siempre.

El tema fiscal es ya tema recurrente entre los retos del país. Si bien el gobierno hizo un esfuerzo para contener el gasto y aumentar la recaudación de impuestos, claramente el problema no está resuelto aún. No se puede decir que terminar con un faltante fiscal equivalente al 5,1% del PIB nos libera de problemas. A esto le sumamos que el 2017 es, en la práctica, el último año de la administración Solis y, además, año preelectoral. Eso significa que es muy probable que aumenten las presiones para que haya una menor contención del gasto y que la discusión política en la Asamblea por los proyectos fiscales pendientes –tanto de gastos como de ingresos– sea aún más complicada que en los últimos años.

Siendo así, es muy probable que el déficit fiscal termine el 2017 en un nivel aún mayor. Con este, ya serían nueve años seguidos de tener un nivel de déficit por encima de lo aconsejable para tener una situación fiscal sana. Que no haya reventado aún una crisis de deuda en esas circunstancias se debe, principalmente, a que la situación internacional nos ha favorecido. Las bajas tasas de interés, que han hecho que mucho capital fluya hacia países como el nuestro, han sido como maná caído del cielo.

Pero ese panorama podría cambiar en el 2017. La incertidumbre que existe sobre las políticas que aplicará Trump en Estados Unidos presenta un nuevo gran reto para la economía costarricense. Aún no está claro cuáles serán esas políticas, ni los efectos que estas tendrán sobre la economía de Estados Unidos, la mundial o la nuestra. Pero es fácil prever que un escenario muy probable sea que el capital, tanto financiero como de inversión directa, esté disponible en menor cantidad y más caro para nosotros. Eso significa que nos costará más financiar nuestro déficit fiscal.

Los economistas venimos advirtiendo hace rato que ahorita se viene la debacle fiscal, pero esta no ha llegado. Como en el cuento de Pedro y el lobo, ya la gente ni nos cree. Pero cuidadito, que en el 2017 puede ser que si sea cierto y nos atrape el lobo.