Por Dios, ¡qué basurero!

La basura es uno de los grandes problemas del país, como lo demuestra la cantidad de desechos expuestos tras la corta de matorrales en la Circunvalación

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Decepción, tristeza, vergüenza... Tres palabras muy duras que, sin embargo, se quedan cortas para describir la chocante escena que observé el domingo.

Si usted pasó por la Circunvalación, a lo mejor también se sorprendió al ver la colosal cantidad de basura acumulada en varios tramos.

Por Dios, ¡qué basurero! Las zonas verdes estaban invadidas por botellas, papeles, bolsas, cartones, cajas, ropa, estereofón, tubos, escombros y otras porquerías.

Tal inmundicia emergió, en su máximo esplendor, después de la corta de los montazales que la mantenían oculta a los ojos de los viajeros.

Pero lo más triste es que tan bizarro paisaje también se observa en otras partes del territorio, en especial en las zonas urbanas.

Nos dicen que el país está a las puertas de una crisis debido a la escasez de rellenos sanitarios donde se dé tratamiento adecuado a los desechos sólidos.

Sin embargo, salta a la vista que desde hace mucho tiempo también exhibimos, como sociedad, una grave pérdida de sensibilidad en materia ambiental.

La dejadez conlleva varios riesgos. Por un lado, pisotea la imagen de destino ecológico, de paraíso sostenible por el cual muchos extranjeros deciden visitarnos.

Por otro, la acumulación de desperdicios eleva el peligro de plagas y enfermedades, y aumenta el riesgo de inundaciones por saturación de alcantarillas.

En la década de los ochenta, nació un antihéroe llamado Jacinto Basurilla, como parte de una campaña estatal contra la mala manipulación de los residuos. ¿Lo recuerdan?

Tal vez, sea hora de revivir al personaje y acompañarlo de estrategias para sensibilizar a los niños en los centros educativos y para reeducar a los adultos.

Propongo, por ejemplo, crear un cobro adicional en el marchamo para financiar un plan permanente de limpieza de calles, el cual se eliminaría cuando nadie vuelva a ensuciar las vías.

También sugiero enviar a los conductores que pierden la licencia a recoger basura a las carreteras y aceras como parte de los requisitos para recuperar el permiso.

Finalmente, propongo endurecer las multas contra quienes lanzan basura en sitios inapropiados y obligar a las municipalidades a la vigilancia con cámaras en sitios estratégicos.

Posiblemente, habrá mejores ideas para frenar este relajo, pero nos urge echarlas a andar para sustituir los botaderos a cielo abierto por la limpieza y el ornato.

rmatute@nacion.com

El autor es jefe de información de La Nación.