Polígono: El óptimo vector

Un columnistas del ‘Asia Times’ comentó sobre cómo van y vienen las pestes.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Jonathan Gornall, columnista del Asia Times, publicó esta semana una nota en la que sostiene que los vuelos comerciales son los verdaderos vectores del covid-19. Idea extraña a primera vista, pero similar a la que expresé, en un momento de fastidio, allá por el año 2005. Llevaba meses sin salir de San José, Montes de Oca y Tibás, y pasaba la mayor parte de las horas de luz en la ciudad universitaria. Un día, al sentir que me llevaba el pisuicas, recurrí a un amigo profesor de Medicina quien, después de examinarme, me aseguró: “Lo que tenés es dengue”. Ordenó exámenes en un laboratorio clínico dirigido por un profesor de Microbiología amigo de ambos, y este nos comunicó oportunamente el resultado: “Lo que tiene es dengue”.

Pese a la evidencia suministrada por el laboratorio, los funcionarios de salud de la U no me creyeron porque, por lo que ellos sabían, el virus aún no había llegado al área metropolitana. Didáctico, el epidemiólogo encargado de explicarme el asunto me invitó a acercarme al riachuelo que cruza el campus y me mostró un zancudo: “Este es un vector del dengue, pero aquí no lo transmite porque el virus no ha llegado a esta parte del país”. Fue la primera verdad alternativa tipo Trump que debí enfrentar en mi vida, pues para haber sufrido un padecimiento imaginario me sentía bastante derrengado. Molesto por la explicación, señalé hacia un vehículo universitario y dije: “¿Sabe? El vector del virus que me infectó fue un autobús y no un zancudo”. Malencarado, el emisario partió sin despedirse.

Si bien no había casos de dengue en el área metropolitana, sí los había en otras regiones a las que se desplazaban vehículos de la institución llevando y trayendo personal vinculado a los centros regionales. Para mí, la secuencia probable era esta: en un alejado lugar, un mosquito había infectado a alguien que viajaría a San Pedro, donde el viajero sería picado, esta vez por un mosquito local que luego me picaría a mí. Ergo, el vector era un autobús. Actualmente, causa preocupación en Europa la invasión de la amenazadora babosa rosada Obama nungara que llegó por aire sin ser advertida dentro de cargamentos de flores procedentes de Argentina. Como se ve, los medios de transporte suelen ser óptimos vectores de las pestes.

duranayanegui@gmail.com

El autor es químico.