Nadie en su sano juicio se permitiría seguir leyendo un artículo que comenzara diciendo: con los años, los desengaños, los contratiempos y los reveses, se corre el riesgo de convertirse en un cascarrabias o en un escéptico. Así que abandonemos esa mala onda y vayamos a asuntos más positivos.
Si entendí bien un informe periodístico, cada año se reduce más y más el número de parejas con afán de casarse que para hacerlo cumplen con las formalidades del matrimonio eclesiástico, como a lo largo de felices y no tan felices generaciones de enamorados o apasionados, que no es lo mismo, hicieron sus antecesores. La suma es tan exigua como el veinte por ciento, con marcada tendencia a la baja.
Doy fe de que el número de fieles que se congregan en las iglesias anda en parecidos términos: vivo en la cercanía de un templo y día tras día compruebo que padece de raquitismo. ¿Será cierto que muchos son los llamados pero pocos los escogidos? No quiero pasarme de listo, pero relacionando una cosa con otra me explico que el Vaticano, como también ha informado algún medio de prensa, a fin de paliar sus estrecheces económicas cobrará alquiler a los cardenales y otros especímenes que hasta ahora viven de gorra, fea expresión, en las instalaciones que posee en la Ciudad Eterna.
Si de números se trata, otra noticia de estos días se refiere al decrecimiento de la población del país, que se observará en algo más de dos décadas. En cierto modo, el tema apenas si me concierne. Contrariamente, es más inquietante para mí y de efectos inmediatos el crecimiento de la población canina, en condiciones que han cambiado por completo aquello de juntos pero no revueltos.
Hoy, estos gentiles animales, que desdicen cada vez más de esta condición, comparten con largueza nuestros espacios físicos, emocionales y sonoros. Cumpliendo fielmente el mandato de que hay que evitarles todo sufrimiento innecesario, dedico yo mismo una buena parte de mi conversación a hablar de ellos con entusiasmo, como antes se hablaba calurosamente de los hijos. Disculpo al perro díscolo que hace unas semanas resolvió morderme sin previa provocación, cosa que seguramente no permitiría a mis congéneres.
Estos últimos también son letales. “Al ritmo actual, el país cerrará este año con casi 900 homicidios” (La Nación, 28 de febrero).
carguedasr@dpilegal.com
Carlos Arguedas Ramírez fue asesor de la presidencia (1986-1990), magistrado de la Sala Constitucional (1992-2004), diputado (2014-2018) y presidente de la Comisión de Asuntos de Constitucionalidad de la Asamblea Legislativa (2015-2018). Es consultor de organismos internacionales y socio del bufete DPI Legal.