Mis días en la zona gris

Nunca en mi vida, a estas alturas de la campaña electoral, estaba tan indeciso

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Quizá le pase a usted también. A estas alturas, cuando faltan 17 días para elegir al gobernante, no tengo claro por quién votar. No estamos solos. El 43%, cerca de un millón y medio de electores, compartimos el mismo problema.

Nunca en mi vida, desde las elecciones de 1982, cuando voté por primera vez, en Limón, había estado tan indeciso. Sí, estoy decidido a votar, y el domingo 6 de febrero lo haré, solo que en estas mañanas amanezco con la misma pregunta: ¿Por quién? A veces, tomo la decisión, pero luego me arrepiento y vuelvo a mis días en la zona gris.

Mi ejercicio matutino ha sido el descarte. He eliminado a algunos a los que les sobra ego, al punto de llegar al atrevimiento de postularse para gobernar este país tan complejo.

Bien lo dijo doña Inés Trejos Araya, pionera del periodismo y quien a sus 89 años ganó en el programa ¿Quién quiere ser millonario?: “¡Qué es eso de que todo mundo cree que puede ser candidato, si ser presidente es una cosa muy seria!”.

Entonces, por exclusión, la lista la reduje para contarlos, si acaso, con los dedos de una mano. Procuré dejar de lado prejuicios, emociones, malos recuerdos, porque mi utopía es elegir a alguien con capacidad y disposición de go-ber-nar, y lo remarco porque el país no está para tener en la Casa Presidencial a una persona indecisa, populista.

Requiere un gobernante que se compre pleitos para proscribir feudos en el Estado, privilegios en instituciones y en pensiones de lujo. Alguien que se atreva a reducir las impagables 330 entidades que conforman el Gobierno, para lograr eficiencia en el servicio al cliente y el gasto, bajar la deuda pública y evitar en el futuro el descalabro financiero que hoy nos obliga a pactar con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Requerimos a alguien que nos saque de este círculo vicioso, de la eterna crisis fiscal, para tener mejor calidad de vida.

Mucho pedir, ¿verdad? Ese es el problema. Hay aspirantes, pero difícilmente llenan mis expectativas. Al menos, ya decidí que no quebraré el voto. Pondré todos los huevos en la misma canasta. También, me decantaré por quien, desde ahora, en la campaña, muestre decisión de impulsar reformas que nos saquen de la crisis perpetua.

amayorga@nacion.com