Mal negocio

Abrir el territorio nacional a la exploración petrolera no tiene sentido y, para no dudarlo, basta con repasar las noticias del último mes

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Abrir el territorio nacional a la exploración petrolera no tiene sentido y, para no dudarlo, basta con repasar las noticias del último mes. El 14 de julio la Comisión Europea anunció su intención de prohibir, en el 2035, la venta de vehículos emisores de dióxido de carbono. Ni siquiera habrá posibilidad de comprar un híbrido.

El 5 de agosto el presidente Joe Biden informó de una serie de medidas de control de emisiones y capturó titulares de prensa con el compromiso de exigir que la mitad de los vehículos vendidos en Estados Unidos en el 2030 sean eléctricos. A su lado, en el momento del anuncio, estaban los jerarcas de los cuatro fabricantes de automóviles más importantes del mercado norteamericano para ratificar la promesa.

El 9 de agosto el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), integrado por la Organización de las Naciones Unidas con cientos de científicos de todo el mundo, emitió su informe más alarmante hasta la fecha. Es demasiado tarde para evitar daños permanentes y los fenómenos extremos recrudecerán en los próximos años. No hay vuelta atrás, pero la humanidad puede evitar la catástrofe si deja de emitir dióxido de carbono de aquí al 2050.

Lograrlo implicaría abandonar los hidrocarburos a paso acelerado y eliminar grandes cantidades de gases del aire. Aun así, apenas bastaría para evitar sobrepasar 1,5 grados Celsius de calentamiento en relación con el período preindustrial. No es un buen resultado, pero no podemos aspirar a más, y solo lo conseguiremos si iniciamos inmediatamente el divorcio de los combustibles fósiles.

Si Costa Rica encuentra yacimientos para justificar la explotación, podría comenzar a hacerlo en una década, dado el tiempo necesario para licitar, explorar e instalar los pozos. Nuestro primer barril saldría a competir en un mercado en picada, donde los grandes exportadores lucharán con ferocidad para exprimir hasta el último rendimiento a su subsuelo.

De camino, habríamos dejado en añicos una de nuestras grandes ventajas comparativas. La Comisión Europea también anunció su intención de ir cerrando accesos a las empresas no comprometidas con la lucha contra el cambio climático. Katherine Tai, representante comercial de Estados Unidos, había hecho un anuncio similar. La imagen verde de Costa Rica será, a muy corto plazo, un atractivo para la inversión, y todo eso sin hablar del turismo. ¿Vale la pena lanzarse a contracorriente?

agonzalez@nacion.com